La asociación vecinal Progreso se enfrenta a una multa por la gestión de su ambigú. En una asamblea general se ha acordado subir la cuota de los socios, aunque si prospera la sanción, el presidente Rafael Díaz cree que no quedará otra que cerrar.
El modesto local de la asociación de vecinos Progreso del barrio del Industrial recibió el pasado 27 de junio una visita inesperada de la Inspección de Trabajo.
Con la entrada de “los hombres de negro” en el bar de la calle General García Morato llegó también la apertura de un expediente sancionador por incumplimiento de las leyes laborales.
“Siempre hemos cumplido a rajatabla con lo que marca la normativa, pero coincidió con que habíamos cambiado a la persona que se encargaba del bar y estábamos en un período de transición”, explicó a El Faro Rafael Díaz Camacho, presidente de la asociación de vecinos Progreso.
Como no tenían quién se encargara del bar, cuenta Díaz Camacho, los mismos socios echaban una mano para no bajar la persiana del local. Fue en ese momento en el que se produjo la visita de la Inspección de Trabajo.
“Si llegara a prosperar la sanción de varios miles de euros después de nuestras alegaciones, no nos quedará más remedio que entregar las llaves y cerrar porque el ambigú de la asociación de vecinos es propiedad de la Ciudad Autónoma”, añadió el presidente vecinal del Industrial.
No cabría otra salida, pese al apoyo que han ofrecido los 270 socios que tiene la asociación Progreso, que en una asamblea extraordinaria celebrada a raíz de la llegada del multazo de la Inspección de Trabajo, acordaron subir las cuotas anuales de entre 12 y 18 euros por barba.
“Ni así podríamos asumir la multa. Creo que la Inspección de Trabajo no ha tenido en cuenta que somos una asociación sin ánimo de lucro”, insiste Díaz.
La asociación vecinal Progreso es de las pioneras de Melilla, recuerda su presidente. Se abrió a principios de mayo de 1975 aunque sus estatutos datan de 1977.
Mucha fiesta y superávit
Rafael Díaz, que es socio fundador, lleva cinco años al frente de la asociación vecinal Progreso. Pero los problemas por un lado y el exceso de trabajo por otro, le llevaron a plantearse su dimisión el 25 de noviembre del año pasado. Los socios no le dejaron y renovó su cargo por otros cuatro años. “Es duro, pero luego compensa saber que tengo el apoyo del 99% de los socios. También por los raticos que pasamos jugando al dominó. Lo mejor de ser presidente es ser honrado”, apunta satisfecho.
En su barrio la crisis no se ha metido de lleno como en Reina Regente o Minas del Rif. En el Industrial “la cosa está más floja”, porque si a la gente le bajan el sueldo y le quitan la paga extra, explica Rafael Díaz Camacho, entonces tiene menos dinero para gastarse en cenar fuera o tomarse unas cañas.
Pero en la asociación de vecinos Progreso capean la crisis a base de celebraciones. “Somos de las asociaciones con más solera de Melilla. Todos los años terminamos con mucho festejo y superávit”, afirma el presidente.
Lo siguiente, el vino de Navidad
La asociación de vecinos Progreso empezó el año con la cabalgata de Reyes, luego vinieron los carnavales; a continuación celebraron la festividad de su patrón, San José; le siguió la fiesta por el Día de la Madre junto con la Cruz de Mayo y por último, la Romería de los Pinos. “Y si Dios quiere, esta Navidad damos una copa de vino”, promete Rafael Díaz.
Y todo esto ha salido “prácticamente de mi bolsillo”, porque este año la asociación Progreso aún no ha cobrado la subvención de 6.000 euros que la Ciudad Autónoma le concede cada ejercicio.
Al parecer, explica el presidente de la asociación vecinal Progreso, ha habido alguna confusión con el estado de las cuentas de la entidad. “Me llamaron de la Federación de Vecinos para preguntarme y les expliqué que tenemos todos los números al día y ya se está solucionando el problema”, aclaró.
El dinero de la subvención, que siempre han cobrado entre abril y mayo de cada año, vendrá bien porque, por ejemplo, en luz la asociación de vecinos Progreso paga facturas de 300 euros.
Con ese dinero se seguirán organizando cursos de corte y confección para entre 40 y 50 mujeres o clases de aeróbic de seis meses como las que se han organizado, pagadas por la Ciudad.
En el ambigú, si lo de la sanción de la Inspección de Trabajo no se soluciona, apunta Díaz Camacho, seguirán reuniéndose los socios de Progreso para echar la partida de dominó o ver el fútbol. Por cierto, el presidente es madridista y socio fundador de la peña barcelonista. “Porque son amigos míos”, aclara.
“Yo cada día tengo más trabajo”
Por increíble que parezca, Rafael Díaz Camacho, presidente de la asociación de vecinos Progreso, asegura que no le falta faena en su churrería de Cabrerizas. “Yo cada día tengo más trabajo”, apuntó ayer a El Faro.
Díaz Camacho es melillense, está casado con una granadina y tiene dos hijos. A su churrería va “gente de toda Melilla, y hasta los políticos. Habrá más churreros, pero los míos tienen fama de ser muy buenos”, cuenta orgulloso.
Pese a la crisis, que se nota, todo va viento en popa. “Yo vendo 25 kilos de harina en un día. A ver si algún churrero tiene los sacos de harina que yo tengo en el almacén y encima, los vende”.
Nacido en marzo de 1957, “ya tengo 55 para 56”, Rafael Díaz Camacho comenta a El Faro que ha estado a punto de dimitir como presidente de la asociación de vecinos Progreso. Lo dice y se levanta la camisa para enseñar la faja que lleva puesta. “Yo me canso también”, pero los socios, asegura, no le dejaron irse.