Hosteleros de Melilla preparan un ajuste de precios para primeros de 2022; otros se esperarán a Semana Santa para no apretar al cliente en la cuesta de enero y los hay que ya han empezado a actualizar sus cartas porque en medio de la subida generalizada del precio de las materias primas, el transporte y la electricidad no pueden seguir asumiendo las pérdidas de vender tapa y caña a 2 ó 2,50 euros.
Chakib Mohamed, presidente de los hosteleros de Melilla, explica en declaraciones a El Faro que la subida de entre el 50 y el 70% de la luz, del 22% de la cerveza y los refrescos, del 30% del güisqui, del 150% del pescado y del 80% de la verdura se están comiendo el margen de beneficio que deja la hostelería, que es del 35 y excepcionalmente el 40%.
"El incremento de costes es del 60%, pero el cliente no está pagando la caña y la tapa un 60% más caro. Te viene un tomate a 3,40 euros y mañana a 3,60 euros, pero aquí en los bares se sigue pagando como si costara 1,20", lamenta el presidente de los hosteleros melillenses.
Los hosteleros, añade, llevan años sin tocar los precios de las cartas y han asumido el aumento del precio de las materias primas que antes entraban de Marruecos mucho más baratas y ahora hay que traerlas de la península. Algunos, incluso, se han endeudado para no subir los precios, pero a ese incremento de los costes se suma ahora el encarecimiento de la electricidad, que ha disparado el resto de precios.
"El concepto tapa más bebida ya no es rentable. Eso hay que desterrarlo, pero el sector no está preparado para tomar esa decisión y la está alargando. El cliente de Melilla quiere una Melilla barata y luego se va fuera y se gasta lo que le pidan", señala Chakib Mohamed.
A la subida generalizada de precios hay que sumar la incertidumbre de no saber si los pedidos van a llegar. "No sabemos si vamos a recibir la mercancía ni a qué precios", recalca.
A favor y en contra de subir los precios en enero
Amaruch Hassan, propietario de los restaurantes Casa Sadia y Caracol Moderno es de los hosteleros que no se plantea subir los precios esta Navidad para animar el consumo. Tampoco prevé subirlos a primeros de año, aunque se lo plantea para Semana Santa.
"No soy partidario de subir precios en la cuesta de enero. Creo que es mejor dejarlo para mediados de marzo porque en enero sube todo", comenta el ex presidente de la Asociación de Hosteleros a preguntas de El Faro.
De la misma opinión es el hostelero Miguel Benítez que aseguró a este diario que, de momento, mantendrá los precios como están, aunque en su caso, el recibo de la luz se le ha encarecido un 50% y él nota, sobre todo, la subida del precio de los vinos.
"Mantenemos los precios, pero es difícil. A primeros de año, me lo tengo que plantear", señaló.
En el otro lado de la balanza Úrsula Benet, del restaurante La Muralla, comparte opinión con Chakib Mohamed. Ella reconoce que lleva años sin tocar los precios de la carta, pero se plantea ajustarlos en enero para adaptarlos al mercado.
Esta empresaria, hija del reputado hostelero Guillermo Benet, comenta que estaría dispuesta a participar en la Semana Gastronómica que prepara Promesa siempre y cuando sean equitativas y participe toda la hostelería como cuando las organizó su padre, en tiempos de la presidencia de Ignacio Velázquez.
El hostelero Amaruch Hassan se acuerda de esas jornadas organizadas por Benet. "Era como un festivo. Sacábamos a la gente de sus casas. Todos los días le tocaba a un restaurante. Para repetir, hay que sentarse con los hosteleros. Los organizadores tienen que explicar qué quieren hacer y cómo quieren hacerlo", concluye.