El Gobierno de la Ciudad, al igual que otros Ejecutivos autonómicos, ha elevado la petición de que se decrete el estado de alarma para poder tomar medidas más restrictivas en la lucha contra la pandemia de coronavirus. El presidente del Melilla, Eduardo de Castro, avanzó el pasado jueves, a media noche y por las redes sociales, que la petición por escrito había sido cursada debido la grave situación sanitaria que atraviesa la ciudad en un intento para evitar el colapso sanitario que se cierne sobre Melilla.
La decisión del máximo dirigente de la CAM viene cuando la ciudad se encuentra, desde hace semanas, entre las regiones con peores datos epidemiológicos de España. La incidencia acumulada durante los últimos 14 días es de 915,74 por cada 100.000 habitantes y la ocupación de camas UCI en el hospital Comarcal es de algo más del 66 por ciento. Son cifras escalofriantes y todo apunta a que van a empeorar.
Con los nefastos números que venimos registrando desde hace tiempo, sorprende la parsimonia con la que se han ido tomando las decisiones desde el Gobierno local. Las sucesivas órdenes que han necesitado de semanas para que fueran validadas por la Justicia, la laxitud a la hora de perseguir a aquellos que no cumplían con las normas sanitarias y la disparidad de criterios dentro del seno del Gobierno. No olvidemos que el consejero responsable del área de Salud Pública, Mohamed Mohand, consideró, el pasado 11 de septiembre, que era necesario solicitar entonces el estado de alarma para contar con un paraguas jurídico que permitiera implantar medidas más efectivas para frenar el avance del virus, opción que el presidente local rechazo de plano.
Ahora, nos encontramos en una situación de punto sin retorno, en la que la única salida parece ser que desde Madrid decreten el estado de alarma para poder proceder a implementar unas medidas que podrían haberse puesto en marcha con anterioridad, lo que hubiera supuesto una menor incidencia de la Covid-19 y nos habrían alejado el riesgo que supone sobrecargar el sistema sanitario de nuestra ciudad.