El colectivo ecologista Guelaya ha denunciado la muerte de una marsopa, especie en peligro de extinción, por las redes que entorpecían su vida habitual. En ese sentido, señalan los ecologistas que hace unos días, miembros de la Guardia Civil hallaron un cadáver flotando en el mar y comprobaron que se trataba de un pequeño cetáceo que presentaba la aleta caudal amputada.
Una vez depositado en las instalaciones de Remesa se avisó a Guelaya-Ecologistas en Acción para que tomarab datos biométricos. Al identificar la especie "surgió la sorpresa", dado que se trataba de una marsopa (Phocoena phocoena).
Las marsopas son los cetáceos más pequeños que viven en aguas melillenses (no llegan a 2 metros) y también los más raros, pues a pesar de que aún hay mucho desconocimiento en cuanto a esta especie y sus hábitos, sí se sabe que cada vez es más escasa, lo que ha obligado a declararla en peligro de extinción.
Es una especie costera con distribución atlántica, pero también vive en la zona del mar de Alborán más cercana al estrecho.
Este ejemplar parece haber sufrido una muerte muy frecuente entre los cetáceos y tortugas marinas del mar de Alborán: ahogamiento por enmallamientos en redes, algo que además ocurre con más frecuencia durante los temporales de levante como el de hace unos días.
Para liberar el cadáver de las redes en muchas ocasiones los pescadores amputan los miembros enredados, como la aleta caudal.
Esta es una de las causas que están llevando a este pequeño y raro cetáceo a la extinción, según afirma Guelaya. Artes de pesca prohibidas, como las redes de deriva, provocan una inmensa mortandad entre los cetáceos y las tortugas marinas, y hacen del estrecho una zona muy peligrosa para estas especies, aseguran los ecologistas.
"Desde Guelaya queremos expresar nuestro agradecimiento al Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil (Seprona) y al personal de Remesa por su colaboración.
Artes de pesca lesivas por parte de pesqueros marroquíes que salen a pescar los 365 días mientras las embarcaciones españolas de arrastre sólo están autorizadas a salir 125 días al año y con estrictas medidas impuestas por Europa, dando pie a una invasión de pesqueros marroquíes de las aguas españolas de Alboran pescando masivamente pez espada, marrano y atun rojo muchas veces inmaduros que terminan en mercados europeos y acaban con tortugas y cetáceos.