Floristería Jiménez, un negocio que lleva abierto desde hace cinco generaciones, intenta sobrevivir en la zona centro durante la crisis. Encarnación Jiménez, su dueña, nos cuenta las dificultades que está teniendo para mantenerse a flote, en un barrio que, cada día que pasa está más abandonado.
Llama la atención que el centro de una ciudad esté abandonado. En teoría, el centro es el barrio con más movimiento de todas las ciudades españolas. Es donde más comercios hay, donde más cuidado está todo, para el disfrute de viandantes, turistas y habitantes, por su puesto.
En la mayoría de ciudades, el centro histórico es el barrio de referencia y por eso el que más se cuida y el en el que más se invierte. Sin embargo, ¿qué está pasando con el centro de Melilla?
Es un sentimiento común de muchos establecimientos de la Zona Centro, que ha sido negativa la iniciativa de hacer peatonales las calles del centro. La falta de aparcamiento también es otra de las causas, según la opinión de los empresarios, del bajón en las ventas y en la vida de la zona.
En la avenida Castelar, calle que no es peatonal, pero muy céntrica, existe un establecimiento que ha notado muchísimo este bajón; Floristería Jiménez. Su dueña, Encarnación Jiménez, explica a El Faro que “La situación es difícil porque no nos habíamos recuperado de un covid duro y entonces ahora tenemos el problema y el miedo de la guerra”. “Hay muchas tiendas que lo están pasando bastante mal y el centro está fatal”.
Esta empresaria, que es la quinta generación que regenta la Floristería Jiménez, se queja además del poco espacio que ha quedado en el centro para aparcar. “Siempre hemos estado mal, íbamos tirando”, explica. Sin embargo, ahora “no hay un sitio en el centro para aparcar y eso es horrible. La gente me hace ‘bizum’ para pagarme porque no puede bajarse porque no hay sitio para aparcar”.
Encarnación considera también que en Melilla hay muy poca oportunidad. “Melilla tiene que dar un giro fuerte. Como Melilla no dé un giro, nos vamos a tener que ir todos”, afirma esta empresaria y termina matizando “De aquí no nos va a echar nadie, pero como esto no cambie mucha gente se irá”.
Además lamenta que nadie hace nada por la ciudad, “a ver si pueden hacer algo por Melilla porque si no Melilla es una verdadera pena” explica. Este sentimiento de abandono lo tienen muchos melillenses como Encarnación. Sin embargo. ella se muestra optimista y se conforma, según sus palabras, con “ir tirando”.