La historia de Fabi con el mundo de fútbol podría catalogarse como una historia de auténtico amor. La jugadora brasileña, natural Gandú (Bahía), fue de las primeras brasileñas que cruzó el charco hasta España para probar suerte en el futsal europeo. Consiguió cosas importantes por el norte de España pero las lesiones, problemas administrativos o la falta de ayuda al futbol femenino… impidieron darle un continuidad a cumplir su sueño de jugar al fútbol sala profesional. Con experiencia en UPV Goierri, Soto, Córdoba Cajasur o Txantrea, recibió en 2015 la llamada del Torreblanca para poder jugar en Melilla y participar en el sueño del ascenso.
Problemas familiares impidieron que terminase la temporada en dos campañas hasta que esta temporada pasada pudo completarla sin lesiones y aportar experiencia, trabajo, improvisación y rapidez desde la posición de ala para conseguir el ascenso. Fabi habla en el campo y este año quiero vivir una segunda Juventud en el equipo blanquinegro que, a pesar de las adversidades, siempre la ha apoyado. Con respecto a la renovación, asegura la ganduense que “le queda muy poco por jugar” y que poder estar un año más en Melilla “es lo mejor que le puede pasar”. Destaca que, a pesar de su veteranía, tiene la ilusión de una debutante y hasta que el cuerpo le aguante quiere “jugar en Melilla”. Considera un reto increíble poder jugar en primera división, “es ilusionante jugar contra chicas de nivel” señala “con las que tienes que estar a la altura para poder ganar”. El objetivo principal para la temporada 2020-2021 es “conseguir la permanencia” y promete “trabajo” y “cuidarse” para no lesionarse y poder aportar en el equipo. Desde la posición de ala intentará explotar su “rapidez e improvisación”, además de sacrifico en labores defensivas.
Con respecto a la afición, asegura Fabi que en Melilla tenemos la “suerte” de que la gente es cercana y “vive mucho este deporte”. “La afición aprieta y marca la diferencia