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Harraga lamenta que cuando cumplen 18 años, los niños acogidos se van a la calle sin residencia
Una veintena de personas se concentraron ayer frente a la Consejería de Bienestar Social para reclamar a la Administración más protección para los jóvenes extranjeros que están bajo la tutela de la Ciudad hasta los 18 años y al cumplir la mayoría de edad salen al a calle sin permiso de residencia. La ONG Harraga, organizadora de la protesta, exige a la Ciudad que busque una solución. La asociación lamenta que hace casi un año que pidieron una reunión con el consejero Daniel Ventura y éste aún no les han respondido.
“Con los niños no se juega”, “Bloqueados en Melilla”, “Sin papeles no existimos” eran algunos de los mensajes se leían en las pancartas colocadas frente a la Consejería por algunos de los mayores afectados, acompañados por menores que viven en la calle y que también se encuentran, según la ONG, totalmente desprotegidos.
Una portavoz de este colectivo, Rosa García, declaró a los periodistas que de los cerca de ochenta jóvenes que viven en la calle, alrededor de la mitad ha cumplido ya la mayoría de edad y se han visto desamparados tras tener que abandonar el centro de La Purísima, donde muchos de ellos han residido varios años. “Lo único que les dan al salir es una bolsa con sus pertenencias”, lamentó.
García indicó que estos jóvenes se quedan "en la calle", al haber perdido contacto con su familia y al no poder "viajar libremente", mientras que algunos menores que llegan a la ciudad se unen al ellos. La activista ha lamentado la situación de “bloqueo” a la que se enfrentan estos muchachos y ha dicho que desde la asociación trabajan para tratar de conseguirles documentación, pero la Administración les pone muchas trabas.
Los pequeños, sin esperanza, optan también por la calle
La portavoz de Harraga, Rosa García, lamentó ayer que la situación de desprotección a la que se enfrentan los extutelados por la Ciudad también afecta a los niños más pequeños. Indicó que los menores suelen seguir el ejemplo de los de más edad y al comprobar que éstos, una vez que salen del centro de La Purísima, no tienen documentación ni se les concede la residencia, optan por quedarse a vivir en la calle. García señaló que las situaciones a las que se enfrentan estos niños son complicadas. Dijo que muchos de ellos no tenían ninguna adicción antes de llegar a Melilla, pero una vez que están en la ciudad y se enfrentan a las duras condiciones de vida de la calle caen en este tipo de conductas. Reclamó a la Administración, y especialmente a la Consejería de Bienestar Social, que actúe para dar una mayor protección a estos niños.