Sus cuadros en acrílico y pastel se podrán ver hasta este domingo en el Club Marítimo
Teresa González asegura que está viviendo un sueño porque durante años ella ha dibujado por propia intuición y después de acumular cuadros debajo de una cama, por fin un amigo apreció su talento y comenzó los trámites para que todos los melillenses puedan juzgar, por ellos mismos, esta muestra de parte de su trabajo artístico. Romper la normalidad de su vida de ama de casa ha sido toda una sorpresa para esta mujer que atenderá personalmente a todos los melillenses que se acerquen hasta el Real Club Marítimo. Esta exposición continuará abierta hasta el domingo y podrá visitarse en horario de mañana.
–¿Cuándo comenzó a pintar?
–Es algo que siempre me ha gustado. De pequeña tenía lápices en la mano y pintaba cosillas en cualquier caja de zapatos o papel que me encontraba. De hecho, mi madre me reñía. Bueno, eso fue hace años y eran tiempos muy difíciles porque incluso le pedía que me comprara un lápiz y no le hacía mucha gracia. Ella no veía que tuviera que pintar, sino fregar o coser. El arte no era algo para mí. Pero en el colegio las profesoras sí que se dieron cuenta y en lo único que sacaba un diez era en dibujo. Era una alumna aventajada en este tema, incluso hacía los dibujos en los trabajos a las compañeras porque hacer las letras bonitas se tenía muy en cuenta. Se los cobraba a una perra gorda, aunque la mayoría de las veces las niñas ni me lo pagaban porque ellas tampoco tenían dinero (risas). Todavía me encuentro a amigas que en aquellos tiempos venían al colegio conmigo y recuerdan los bien que pintaba, bueno dibujos porque la pintura ni olerla. Lo mio era más por la moda y el diseño de trajecito de muñecas y eso era lo que me llamaba la atención hasta que topé con la pintura cuando entré en la escuela. Nunca creí que iba a pintar un cuadro. Mira las vueltas que da la vida.
– Por lo que no se ha dedicado a pintar como una actividad hasta años después.
– Luego lo dejas a un lado de tu vida porque te casas y tienes hijos y lo dejas apartado. Con el paso del tiempo, hace unos años, mi hijo me animó a apuntarme a la Escuela de Arte Tierno Galván y él mismo fue y me trajo la inscripción. Estuve un par de años en la escuela donde limé lo que me faltaba, como manejar las sombras, porque aunque supiera dibujar, me faltaban las técnicas. En la escuela hice carboncillo, acuarela y pastel y al final descubrí la pintura, que es lo me más me llamaba la atención.
–¿Continúa formándose?
–A los dos años de estar en la escuela la dejé y me dediqué a pintar en casa porque, egoístamente, no me gusta que me digan lo que tengo que hacer y aunque comprendí que tenía que ir a la escuela a aprender, en cuanto le cogí el punto decidí empezar por mi cuenta. He visto la evolución en la forma de interpretar la pintura a través de mis cuadros.
Así, Teresa González señaló uno de los cuadros de la exposición, una mujer desnuda donde aunque conseguida la figura le faltaba aún soltura en el trazo. “Se ve muy tiesa”, indicó ella añadiendo que “hay un evolución abismal porque ya soy capaz de darle a la pintura lo que se precisa y aquello que con la experiencia tú vas ganando”.
- ¿Qué opina la familia de su vena artística?
– A mi hijo siempre le ha llamado la atención lo que hacía. De pequeño, le ayudaba con algunos dibujos pero no los hacía perfectos para que no se notara que no había sido él quien los había pintado. No tengo hermanos pero mis primas hermanas también me indicaron que hiciera mis dibujos.
–¿Cómo surgió la idea de hacer esta muestra?
–Esta exposición no la hubiera hecho si no llega a ser por unos amigos, sino los tendría debajo de una cama aún metidos. Se me estaban estropeando unos cuadros encima de otro. Este amigo me pidió que le diera unos y que el mismo se acercaba a la Ciudad para los vieran en la Consejería de Cultura y decidieran si merecía la pena exponerlos. Gustaron y no tuve que hacer mucho más. Aunque no se muy bien si luego trajo los cuadros al Club Marítimo porque como lo gestionó todo él (risas). Luego nos apuntamos a la lista de espera para exponer en esta sala porque está muy solicitado pero en cuatro o cinco meses me dieron la fecha. Yo estoy viviendo un cuento porque en la vida tan cotidiana que llevo tan normal a llegar a esto. Muchas veces pienso si mi madre viera a dónde he llegado, con lo que me ha reñido para que no pintorreara.
–¿Qué puede encontrar el melillense en esta muestra?
- En esta exposición hay una gran diversidad. Animales, que son mi otra gran pasión, no sé si una cosa más que otra porque si hubiera podido estudiar hubiera elegido veterinaria.
Uno de los cuadros que no está en venta es un homenaje a una perrita suya, Trufa , una yorksaid que estuvo con ella unos catorce años. También se pueden ver unos osos pandas y unas águilas.
– Los bodegones y las marinas también me gustan mucho. En realidad me gusta mucho cualquier tema que en ese momento me suscite interés, por el color o porque sea un gran reto para mí. (Como un cuadro de Venecia que también forma parte de esta exposición). Algunos de estos cuadros no son fáciles para mí porque no soy muy experta, tan sólo llevo dedicándome a la pintura unos tres o cuatro años. También hay una serie de cuadros hechos a carboncillo y pastel, que suelen ser por encargo sobre autorretratos.
–¿Qué impresiones ha recogido del público que ha visitado esta sala de exposiciones?
– Pues he tenido una crítica buenísima y ha gustado mucho. De hecho, hasta ha llamado la atención que se hayan vendido tantos cuadros. Incluso un señor me comentó que nunca había visto vender cuadros tan rápido como yo los estaba vendiendo. De momento, unos 19 de los 27 cuadros. Una cifra alta teniendo en cuenta que estamos en una crisis económica aunque su precio era normal, entre los 60 euros para los pequeños y los 150 para los grandes.
–¿Le gustaría repetir la experiencia?
– Soy muy crítica conmigo y si hay una segunda exposición quiero que sea mejor en calidad, y pondré todo mi corazón y mis cinco sentidos en que sea así porque quedarme estancada en esto sería no ofrecer nada. Hay que hacer siempre algo más. Hay que innovar y cambiar la temática y hacer cosas más originales.