Es todo tan rocambolesco que parece un montaje, una mentira para tejer uno de esos líos con los que algunos personajillos ganan mucho dinero.
Mientras una persona corriente anuncia a sus amigos que se va a casar y empieza los preparativos de boda con mucho esfuerzo y sacrificio económico, ella lo anuncia besándose en instragram al tiempo que muestra un anillo que vale catorce mil euros. Descubre a los pocos días que su prometido ha besado a otra mujer unos días antes del engagement. Mientras otra persona, también corriente, estaría instalada en una depresión, la protagonista de este relato declara a los medios su profundo dolor, promociona un evento con el que saca muchos miles de euros, es portada de la revista Hola y hasta va exponer su desengaño en un programa de máxima audiencia (el mismo programa que, la semana anterior anuciaba su felicidad por el casamiento con el que era el hombre de su vida).
Lo más surrealista de todo esto es que ella dé las gracias a un programa de cotilleo por la labor de investigación que han realizado de su historia de amor, porque gracias a ellos, ella se ha dado cuenta de algo que sabían todos menos ella, de que iba a cometer un error con este casamiento. Aprovecha para lanzar mensajes con un tono de voz sumamente infantil -para la edad que tiene- de que ella es muy creyente y de que todo pasa por algo.
Declara sin pudor que descubre todo por el video y que cree que el mismo lo ha filtrado su propia madre que ha rentabilizado muy bien sus acontecimientos vitales en las revistas del corazón. La señora lo ha demostrado, y en lo que a casamientos se refiere, no da puntada si hilo. Tal vez pensara que su futuro yerno era poca cosa y tenga razón su hija, favoreció la difusión del video.
Lo que la marquesa sabe hacer muy bien, es vivir de los medios, porque ya su madre la metió de lleno en ello desde que nació. Ella misma cuenta que, si quiere saber algo de su vida privada (evento familiar o acontecimiento importante de su pasado) no tiene otro remedio que acudir a la hemeroteca de las revistas del corazón. La marquesa se está desvelando digna y real sucesora de su madre en este oficio. Relatar su vida les sale muy rentable.
Dorian Gray protagonista de la magnífica novela de Oscar Wilde, posee una profunda admiración por sí mismo y llega a vende su alma a diablo para mantenerse siempre joven y atractivo mientras quien envejece y adquiere los rasgos de la depravación moral es el rostro de un retrato que le han pintado, es decir, la figura retratada envejece por él. Dorian mantendrá pues su inocencia y no el cinismo y la amoralidad implacable que el retrato va adquiriendo. El tema central de la obra es el narcisismo, que hoy día abunda en las redes sociales: los filtros eliminan las imperfecciones de las fotos y se busca la imagen perfecta frente a una realidad más anodina, prosaica o aburrida.
El anuncio de boda de una marquesa en las redes sociales encaja perfectamente en esta vida de cuento que todos desearíamos tener. Aumenta con los relatos que narra el número de sus followers pareciendo que, su máxima aspiración en la vida no fuera otra que la de convertirse en una influencer, como lo es en Italia Chiara Ferragni o las Kardasians en USA. Son guapas, atractivas, ricas y con vidas muy apetecibles. Se divierten.
Esta historia era la vía de escape que muchas personas corrientes necesitamos: sentir que, todos lo pasan mal en un momento dado como nosotros. Es el relato del desengaño amoroso que atrapa a toda España, transciende el instagram y la prensa rosa para meterse de lleno en la prensa nacional más seria. Nos llega como un resoplido profundo que nos alivia para seguir con las tareas cotidianas.
Esas son las historias que nos enganchan hoy día, con las que nos identificamos y con la que provocar la catarsis de nuestras emociones. Estos relatos nos ayudan a darnos cuenta de que yo no soy el único “garbanzo negro” al que le pasan cosas feas pues apelan a cuestiones universales por las que muchas personas han atravesado. La catarsis está definida como la purificación de las pasiones del ánimo mediante las emociones que provoca la contemplación de una situación trágica. De estas historias hablamos para ayudarnos a liberarnos de las angustias que duermen en nuestro subconsciente. La catarsis es un tema constante en la historia, los carnavales iban en esa línea, el propio bufón de la Edad Media o el teatro del Siglo de Oro tenían esa misma función. Más moderna es la prensa del corazón o las telenovelas y con las redes todo esto se amplifica hasta el extremo y, esa doble vida -aspiración para muchos- se empieza a hacer real de manera virtual.
La catarsis de nuestras emociones y la imagen sin fisuras de las influencers podrían parecer dos temas distintos de este relato pero están unidos y tienen una conexión. Por un lado, uno está centrado en cómo se disocia la realidad de la imagen virtual o la confusión de la apariencia y la realidad. La catarsis de las emociones se produce cuando esa realidad desmiente a la virtual, y es ahí cuando se produce el regodeo social sobre el mal de un privilegiado, aunque sea de manera puntual.