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En el ojo del huracán

La Delegación del Gobierno anunció ayer que los 217 sirios, que durante más de una semana acamparon en la Plaza de España para exigir a nuestro país que los trate como refugiados de guerra, finalmente saldrán en los próximos días hacia la península.
La decisión ya está tomada y en principio los sirios aceptaron ayer trasladar su campamento de tiendas
de campaña a las inmediaciones de la mezquita del cementerio musulmán. Allí estarán un máximo
de quince días hasta que partan en grupos, escalonadamente, hacia Málaga.
Se ocuparán de darles acogida ONGs que colaboran con el Ministerio del Interior y que habitualmente
acogen a familias que han estado viviendo en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) de Melilla.
No hay que olvidar que el Ministerio del Interior aclaró hace unos días que ni siquiera la siria Manar
Almustafa, que salió de Melilla hacia Cataluña para ser tratada de las feroces quemaduras que sufrió en
la guerra que sacude su país, cumple con los requisitos necesarios para que se le conceda el asilo. De ahí que el Gobierno le haya otorgado la condición de “Protección Internacional”.
Es probable que ocurra algo similar con sus compatriotas de Melilla, así que es difícil entender por
qué se ha diferenciado entre un caso y los otros. Todos huyen de la guerra. Unos con más dolor que
otros, pero huyen de lo mismo. Es lo que tiene firmar tratados internacionales:
Hay que cumplirlos.
A los 217 sirios que saldrán de Melilla “en los próximos días” aún les queda un largo camino por delante.
Muchos han tardado incluso dos años en llegar a la ciudad, pero por difícil que parezca, lo peor empieza
ahora.
En adelante tendrán que intentar rehacer sus vidas en países en los que no se habla su idioma y
donde sus constumbres serán como muy poco, exóticas. Los que decidan quedarse en España se darán
de bruces con la crisis y los que opten por seguir camino hacia otro país de la UE se tropezarán con la
ola de rechazo al inmigrante, que crece como las setas en el interior de Europa.
Son tiempos difíciles para vivir.
Y por eso es una suerte que España haya hecho lo correcto con estos refugiados sirios. Aún así han vuelto
a quedar en evidencia los problemas que tiene la solicitud de asilo en la ciudad. Seguimos sin resolver
este asunto y sería iluso pensar que depende de autoridades locales.
En absoluto. Corresponde al Gobierno central poner los puntos sobre las íes y debería hacerlo. Melilla
no merece estar permanentemente en el ojo del huracán.

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