El ascenso del Melilla Baloncesto ha llegado en plena precampaña electoral. No es de extrañar, entonces, que socialistas y cepemistas utilicen como arma arrojadiza el canon millonario que habrá que abonar si se quiere jugar en la segunda mejor liga del mundo.
El Faro ha tomado el pulso a la calle y 10 de cada 11 entrevistados están a favor de que la Ciudad ayude al pago del dineral exigido para que el ascenso conseguido en el plano deportivo se convierta en una realidad en el inicio de la próxima temporada de básquet.
De la misma manera, cuatro de cada 11 melillenses consultados por este periódico entienden la alerta sanitaria que prohíbe la entrada en Melilla de borregos procedentes de los zocos marroquíes porque en el país vecino se han detectado casos de fiebre aftosa.
Con estas cifras en la mano nos preguntamos en nombre de quién hablan los socialistas y cepemistas que no quieren que se pague el canon y que ponen al Gobierno local contra las cuerdas con el tema de la supuesta “afrenta” que se hace a la comunidad musulmana si se impide el paso a la ciudad de borregos comprados en Marruecos.
Estamos ante dos debates ficticios que sólo importan a los políticos y a la prensa. La gente cree y quiere otra cosa.
Si el Melilla Baloncesto quiere empezar a hablar del ascenso a la ACB tendrá que poner sobre la mesa, como mínimo 4,6 millones de euros. Es una cantidad importante que habrá que conseguir en menos de quince días.
Con esto pasa como en las familias humildes de provincias que mandan a sus hijos a estudiar en la capital y para ello se aprietan el cinturón hasta la asfixia, pero el chaval estudiar, estudia.
Hay fórmulas para conseguir el dinero. Podríamos hablar de buscar patrocinadores entre las grandes empresas que tienen adjudicados contratos en Melilla, de que la afición dé un paso al frente y crezca el número de socios para conseguir llenar el Javier Imbroda o hasta podríamos tantear la posibilidad de alquilar el canon a un equipo que ya lo tenga pagado y que la próxima temporada no juegue en la liga Endesa.
El problema es la premura con que hay que poner el dinero encima de la mesa. Quince días se van volando y 4,6 millones es muchísimo dinero y no se reúne rompiendo la hucha de la abuela.
Mientras muchos melillenses soñamos con ver a nuestro equipo jugando con los mejores del baloncesto español, cepemistas y socialistas le meten el dedo en el ojo al Gobierno local día sí y día también para frenarle los pies y que no ayude en el pago del canon. Y luego se preguntan por qué no los invitaron al homenaje de la Asamblea. ¿De verdad necesitan respuesta?