Elías Chocrón ha dedicado veinte años de su vida a diferentes responsabilidades dentro de la Comunidad Israelita de Melilla. Su elección como presidente es la consecuencia natural de una larga trayectoria de entrega. "Siempre he estado vinculado a las cosas de nuestra comunidad. He colaborado con varios presidentes y he trabajado desde distintos ámbitos con una vocación que llevo dentro desde siempre", explica.
Su llegada al cargo, busca dar continuidad a una labor colectiva que se remonta a generaciones. "El presidente tiene más obligaciones que los demás. Su responsabilidad es mantener todos los servicios que presta la comunidad: el colegio, la acción social, el servicio de catering para los necesitados, los servicios religiosos y muchas iniciativas. Mi objetivo inmediato es mantener vivo el espíritu de la comunidad, consolidar lo que ya funciona y, cuando el presupuesto lo permita, impulsar nuevos proyectos".
Chocrón asume así el liderazgo con un sentido de deber y prudencia. "No se trata de hacer una revolución, sino de fortalecer lo que ya tenemos. Nuestra comunidad ha sobrevivido y prosperado gracias a su cohesión y a su capacidad de adaptación. Esa es la línea que quiero mantener".
El desafío educativo
Entre las principales preocupaciones del nuevo presidente destaca la delicada situación financiera del colegio hebreo, un centro educativo que representa el corazón de la comunidad. “El colegio pasa por un momento grave de financiación. Se mantiene gracias a subvenciones externas y a las cuotas de los padres, pero estas no alcanzan para cubrir todos los gastos”, reconoce.
El colegio, además, es un símbolo nacional. “Es el único colegio judío privado que existe actualmente en toda España. Eso nos llena de orgullo, pero también de responsabilidad. Queremos garantizar que siga siendo un referente educativo y moral”.
Chocrón subraya que el objetivo es formar personas íntegras, no solo académicamente competentes. “Buscamos la excelencia educativa y también la formación en valores: respeto, solidaridad, moralidad y conducta. Queremos que nuestros niños crezcan con una identidad judía sólida, pero también con una educación cívica que les permita convivir plenamente en una sociedad diversa como la melillense”.
Para el presidente, mantener este proyecto no es solo una cuestión económica, sino de supervivencia cultural y espiritual. “La educación es la base de todo. Si se pierde el colegio, se pierde una parte esencial de lo que somos. Por eso estamos buscando financiación más allá de la ciudad y de las ayudas tradicionales. Nuestra meta es garantizar su continuidad durante muchas generaciones”.
Reconstruir la convivencia
Elías Chocrón no elude hablar de los desafíos sociales y emocionales que ha atravesado la comunidad durante los últimos años. "Los dos años que ha durado la guerra entre Israel y Gaza han sido muy difíciles. Hemos sufrido señalamientos, boicots y acosos como nunca antes. En Melilla siempre hubo una convivencia ejemplar entre culturas y religiones, un auténtico hermanamiento. Pero ese espíritu se ha resentido", confiesa.
Su prioridad, dice, es recuperar esa convivencia. "El objetivo real es que volvamos a vivir sin miedo, sin sentirnos observados o juzgados por lo que ocurre a miles de kilómetros. Cada ciudadano es libre de tener su opinión sobre el conflicto, pero en nuestra ciudad tiene que reinar el respeto. No es cómodo caminar por la calle y ser increpado por tu identidad. Melilla no puede permitirse eso. Nuestra misión es reconstruir el respeto y el entendimiento entre todos".
Chocrón insiste en que la convivencia no es solo un ideal, sino una necesidad práctica para el bienestar de todos los melillenses. "Hemos compartido generaciones de amistad con musulmanes, cristianos e hindúes. Esa es la verdadera riqueza de Melilla. Recuperar esa sintonía es tan importante como mantener nuestros servicios sociales o nuestro colegio".
Un futuro de esperanza y renovación
A pesar de los desafíos, el presidente mira al futuro con optimismo. "Durante un tiempo, muchos jóvenes pensaban que su futuro estaba fuera de Melilla. Querían estudiar y hacer su vida en otro lugar. Pero últimamente hemos visto algo esperanzador: en el último año han llegado varias familias jóvenes con hijos pequeños. Han decidido instalarse aquí porque la comunidad ofrece una vida completa, con servicios religiosos, educativos y sociales. Eso es algo que no se encuentra fácilmente en otras ciudades", asegura.
Para Chocrón, esa tendencia puede marcar un punto de inflexión. "Ojalá sea el inicio de un nuevo ciclo. Si regresan más familias, la comunidad renacerá con fuerza. Melilla siempre ha sido un lugar de encuentro y de oportunidades. Tenemos que hacer que vuelva a serlo".
Una audiencia con el Rey
El pasado lunes, Elías Chocrón fue recibido por Su Majestad el Rey Felipe VI en el Palacio de la Zarzuela junto con los presidentes de las comunidades judías de toda España. "Fue un encuentro entrañable, afectuoso y sorprendentemente largo: duró casi una hora y media. El Rey quería escuchar de nuestra propia voz cómo están nuestras comunidades", cuenta con gratitud.
En esa reunión, cada presidente expuso la situación de su comunidad. "Yo le hablé de la realidad de Melilla, de nuestra historia y de los retos que afrontamos. El Rey mostró un gran interés por la comunidad judía española. Sabe que hemos sido siempre ciudadanos respetuosos y comprometidos con la sociedad. La Corona desea que eso siga siendo así y que el pueblo sefardí se sienta plenamente en casa".
No obstante, Chocrón expresó también su preocupación por la falta de apoyo gubernamental. "Nos gustaría que el Gobierno de la nación mostrara el mismo interés que la Corona. A veces, desde las instituciones lanzan mensajes o se apoyan posturas que terminan generando rechazo hacia los judíos españoles, y eso es injusto. España es nuestra casa y queremos seguir construyendo aquí nuestro futuro".
Espíritu familiar y solidario
Antes de finalizar, el nuevo presidente quiso enviar un mensaje de unidad y compromiso a sus propios miembros. "Tenemos que recuperar lo que siempre hemos sido: una gran familia. En toda familia hay diferencias, pero lo que nos une es más fuerte. En la comunidad hay personas muy religiosas y otras que no lo son tanto, pero todos somos parte de un mismo tronco".
Chocrón hace hincapié en que la fortaleza de la comunidad radica en su cohesión. "Tenemos valores que debemos reivindicar: la ayuda social, la solidaridad, la educación y la unidad. Debemos demostrar que seguimos siendo una comunidad viva, generosa y comprometida con Melilla.
Una nueva etapa
El liderazgo de Elías Chocrón se inicia con una mezcla de prudencia y esperanza. Promete continuidad, estabilidad y trabajo constante. Su visión es la de mantener viva una herencia centenaria en un contexto social complejo, y hacerlo con diálogo, respeto y sentido de comunidad.
"Tenemos que demostrar - concluye - que la comunidad judía de Melilla sigue siendo lo que siempre fue: un ejemplo de unión, trabajo, convivencia y respeto. Esa es nuestra responsabilidad con nuestros mayores y con las generaciones que vienen".








