La procesión, de gloria, cierra una Semana Santa en la que ya se han llevado a cabo diez procesiones, con un total de diecisíes pasos de penitencia.
La procesión del Encuentro volverá a llevarse a cabo esta mañana, sobre la una del mediodía, en la Plaza de España. A esa hora, la Virgen del Rocío, portada por los cofrades de la hermandad del Barrio de la Victoria, se encontrará con el Cristo Resucitado, que a las diez menos cuarto de la mañana habrá salido de la parroquia de la Medalla Milagrosa del Barrio de Batería Jota.
El Rocío lo hará sobre las nueve y media desde su Casa de Hermandad junto a la Parroquia de Santa María Micaela.
Ambas imágenes protagonizaran la procesión de gloria más representativa de una Semana Santa que anuncia el milagro cristiano de la resurrección.
Antes del Encuentro y como es tradición, la Virgen del Rocío hará una parada, a las diez y cuarto, en el Centro Asistencial de ‘La Gota de Leche’, con el fin de visitar a los ancianos y niños allí acogidos.
La Virgen del Rocío, también conocida como ‘La Blanca Paloma’, es una talla del año 1947, del murciano Nogueras Valverde.
Hoy, volverá a lucir su nuevo palio, que resplandecerá aún más hermoso si cabe bajo el sol espléndido que se espera y con sus filigranas de oro y seda brillando a través de la traslúcida tela en la que se incardinan sus bordados, entre otros, los de los escudos de la Cofradía, de la Ciudad de Melilla y del Colegio de Abogados, hermano mayor honorífico de la misma hermandad.
Por su parte, el Resucitado, de la Cofradía de Batería Jota, data del año 2001y es obra de Enrique Ruiz Florez.
Uno de los momentos álgidos de su recorrido se realiza al paso del Cristo por el Callejón de la Soledad,
El Resucitado baja por López Moreno para encontrarse en la Plaza de España con el Rocío que llega al mismo punto a través de la Avenida de la Democracia.
Normalmente, los portadores de una y otra hermandad suelen intercambiarse las imágenes y proceden a levantarlas y acercarlas continuamente en un acto de celebración de gloria que festeja la resurrección de Cristo.
También suele sucederse la ofrenda de recién nacidos tanto al Rocío como el Resucitado. Todo ello en un clima de algarabía que deja atrás las estaciones de penitencia y luto que han jalonado los días previos del calendario semanasantero.