El puerto de Melilla debe ser de nuevo un motor de la economía melillense como lo fue antaño adaptándose a las nuevas circunstancias, que conllevan una drástica caída de los ingresos por la falta de tráfico ocasionada desde 2018 y como consecuencia del cierre de la aduana comercial de forma unilateral por parte de Marruecos. La reducción en la llegada de mercancías se ha establecido en un 50%, según los datos aportados por el presidente de la Autoridad Portuaria, Manuel Ángel Quevedo.
Y para recuperar cuotas de presencia activa en la economía local, el puerto necesita reinventarse como ya lo está haciendo, por su parte, la propia Ciudad Autónoma en cuanto al cambio de un modelo productivo basado íntegramente en el comercio, que ya no sirve y que debe ser reemplazado por otras líneas estratégicas. El Partido Popular, en el Gobierno melillense, ha establecido los tres ejes sobre los que va a pivotar esa transformación: la innovación tecnológica, el turismo y la universidad.
Igual que ha hecho el Ejecutivo local que encabeza Juan José Imbroda, la Autoridad Portuaria, siempre en común con la Ciudad Autónoma, ha establecido sus propios objetivos, que pasan por los cruceros, la náutica recreativa y la gestión directa de comercio. Así lo afirma Quevedo, quien ha adelantado la idea de crear un departamento comercial en el organigrama de la Autoridad Portuaria, lo cual esboza por dónde van los tiros en el organismo público, responsable de la conversión de la Dársena Pesquera en una gran plaza pública, al estilo del Muelle 1 que existe en la vecina Málaga.
Además, Quevedo tiene muy claro que la construcción del muelle para buques de grandes esloras atraerá suficientes cruceros como para que mejoren los números en el organismo que preside. De hecho, ha anunciado que para 2025 van a ser ya 28 las escalas previstas de un turismo cuyo perfil apunta a un ciudadano norteamericano que viaja en barco de lujo y alto poder adquisitivo. En 2022 fueron solo 2 y 12 en 2024. Eso permite analizar la existencia de una importante evolución positiva en cuanto al turismo de cruceros.
Es interesante resaltar también que nuestro puerto ha recuperado pasajeros y vehículos con respecto a la pandemia, momento en que se produjo un bajón de mucha magnitud por la paralización de la libre circulación por territorio nacional. Este pasado 2024 fueron alrededor de 700.000 las personas que utilizaron el transporte marítimo para viajar a Melilla y se ha alcanzado la cifra récord de los 171.000 vehículos. En definitiva esto viene a señalar que se vuelve a los números anteriores al covid-19, que era una de las preocupaciones de los gestores portuarios.
Quevedo cree que las líneas por las que apuesta la Autoridad Portuaria son "claras e ilusionantes" y desde ese punto de vista pretende colaborar activamente en la generación de economía en Melilla y consiguiente creación de puestos de trabajo. La coordinación entre puerto y Ciudad Autónoma para que así sea es permanente, circunstancia que ha permitido, asimismo, convenios tan esperados como la cesión de la parte terrestre del cargadero de mineral al Gobierno local, la aportación de una partida presupuestaria desde la ciudad a la Autoridad Portuaria para el desarrollo de su proyecto sobre la Dársena Pesquera y el uso de un local ubicado en el recinto portuario para ampliar las plazas del campus universitario de Melilla.