La reciente entrada en vigor del nuevo Reglamento de Extranjería ha provocado una notable incertidumbre entre la población migrante de Melilla. Se trata de una reforma legislativa que, aunque persigue facilitar la integración y eliminar trabas burocráticas, llega en un contexto delicado para una ciudad con una elevada proporción de personas extranjeras o en situación administrativa irregular.
El jefe de la Oficina de Extranjería de Melilla, Alejandro Alonsótegui, reconoció durante una jornada informativa celebrada este pasado martes, que la entrada en vigor de la nueva norma ha generado una “incertidumbre obvia” entre los ciudadanos migrantes. No obstante, señaló que es pronto para anticipar con precisión cuáles serán sus efectos prácticos. “Acaba de entrar en vigor y aún es precipitado definir el impacto concreto que tendrá sobre los ciudadanos”, expresó, aunque confió en que la reforma contribuya a “facilitar la vida de los ciudadanos y su integración en la sociedad española”.
La jornada fue organizada por el Ilustre Colegio de Abogados de Melilla y se centró en analizar los principales cambios introducidos por el reglamento, así como su posible incidencia en una ciudad que históricamente ha sido punto clave en los flujos migratorios hacia Europa.
Entre los participantes también estuvo Elena Nieto, directora del Área de Trabajo e Inmigración de la Delegación del Gobierno en Melilla, quien destacó que el espíritu de la reforma es “suavizar requisitos” con el objetivo de mejorar la incorporación de los ciudadanos extranjeros al mercado laboral lo antes posible. En su intervención, remarcó que la norma apunta a corregir situaciones de irregularidad prolongada que impiden a muchas personas acceder a un empleo y contribuir plenamente a la sociedad.
Cambios relevantes
Uno de los cambios más significativos es la ampliación y redefinición de las categorías de arraigo. Como ya informó El Faro en semanas anteriores, estas modificaciones permiten que más personas puedan optar a procesos de regularización bajo criterios como el arraigo laboral, social o familiar. También se incorpora un nuevo estatuto para familiares de personas con nacionalidad española, una figura que, según Alonsótegui, tendrá una aplicación notable en Melilla, donde “un porcentaje bastante considerable” de las solicitudes tramitadas corresponde precisamente a ese perfil.
Otra modificación relevante es la flexibilización de las autorizaciones de residencia por circunstancias excepcionales, que permitirá atender con mayor agilidad situaciones personales o humanitarias de migrantes que ya llevan años viviendo en el país y esperan una vía legal para normalizar su situación.
El decano del Colegio de Abogados de Melilla, Blas Jesús Imbroda, subrayó la importancia de la reforma no solo para los ciudadanos, sino también para los profesionales del Derecho. Recordó que más de 25.000 abogados en toda España trabajan en cuestiones vinculadas a la extranjería, lo que convierte cualquier cambio normativo en un reto para el colectivo. “La extranjería es un campo con una enorme carga jurídica y emocional, donde cada caso implica vidas reales. Esta reforma busca dar más seguridad y eficacia a los procedimientos, algo fundamental tanto para los ciudadanos como para los letrados”, apuntó.
Imbroda también destacó el valor de esta jornada como espacio de formación y reflexión en una ciudad como Melilla, donde “la complejidad migratoria exige una aplicación atenta y contextualizada de la ley”.
Mientras tanto, el ambiente en la ciudad es de prudente expectación. Aunque las autoridades confían en los beneficios de la nueva normativa, el personal de Extranjería ya percibe un aumento en las consultas, muchas de ellas motivadas por el desconocimiento sobre los nuevos procedimientos y criterios.
“Hay esperanza, pero también dudas lógicas ante un cambio legislativo de esta magnitud”, concluyó Alonsótegui. Los próximos meses, señaló, serán decisivos para evaluar si la reforma cumple con su propósito de integración efectiva, reducción de la irregularidad y mejora de la convivencia.