La Policía asegura que los sospechosos infringieron daños en el establecimiento, pero el dueño lo niega.
Una patrulla de la Policía Nacional ‘de paisano’ hacía sus labores de vigilancia en el centro de la ciudad de madrugada, cuando observaron a dos personas agachadas intentando forzar el cierre de un establecimiento comercial. Al verse sorprendidos por los agentes, que se identificaron como tales, ambos sospechosos salieron corriendo. Uno de ellos logró huir hacia el Monte María Cristina por las escaleras de acceso al barrio, pero el segundo fue detenido por uno de los policías.
Por tanto, solo había un acusado en el juicio celebrado en el Juzgado de lo Penal 2, pero ésta no acudió a la vista. Los policías, que declararon como testigos, explicaron que al detenido le confiscaron la herramienta con la que momentos antes estaba intentado abrir la cerradura del comercio con su cómplice: Un cincel y unas tenazas.
De hecho, uno de los agentes aseguró que el sospechoso intentó evitar su detención lanzándoles la herramienta.
Sin daños
Los dos agentes aseguraron a la juez que sorprendieron a los dos hombres forzando el cierre del establecimiento, ubicado en la calle General Margallo. El cierre es del modelo persiana y sufrió daños. Uno de los policías explicó que parte de la persiana estaba levantada, con daños ocasionados por la herramienta que utilizaron los sospechosos. Si bien no lograron romper la cerradura, pues estaba intacta.
El propietario del establecimiento, en cambio, aseguró que el día de los hechos, por la mañana, no percibió ningún daño o signo de que horas antes pudieran haber intentado robar en su negocio. Explicó a la juez que la Policía le llamó por teléfono para explicar lo sucedido de madrugada, pero la cerradura no estaba forzada y la ‘persiana’ del cierre tampoco. Es por ello que no reclama daños que no existieron. El caso quedó visto para sentencia.