“¿Cambios? Vamos a ver muchos”, aseguró Manuel Tapia, de Guelaya Ecologistas en Acción, sobre el último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos para el Cambio Climático (IPCC) de la ONU, que habla de cambios irreversibles en el medio ambiente debido a la acción humana. Tapia señala que habrá que paliar estos efectos para poder vivir, pero que en Melilla habrá cambios en la forma de viajar debido a los síntomas extremos del clima que afectarán a las conexiones con la península. Añadió que ahora con la frontera cerrada, poder cruzar el mar de Alborán es más importante que nunca.
También señaló el déficit de agua que hay en la ciudad, que se verá acuciado, y criticó que si van a aumentar las temperaturas, estas se verán incrementadas por “el abuso del cemento que ha habido en las últimas décadas y sigue habiendo”. “Haciendo plazas en las que falta arbolado, árboles con macetero como si fuera un elemento decorativo sin darle importancia a la sombra. Habrá veranos en los que no se pueda estar en la calle y nos refugiaremos en casa con el aire acondicionado”, señaló.
Son numerosas las organizaciones locales, nacionales e internacionales que han reaccionado a este comunicado. “SEO Birdlife incide, como en todo este tiempo, en lo mismo: en empezar a tener en cuenta, por parte de la Administración y políticos el cambio climático porque es la mayor crisis que se nos avecina y el problema es que la gente no es consciente porque se nos oculta”, explicó Francisco Pérez, responsable de la organización a nivel local.
Pérez expuso que, aún siendo muy meticulosos en las acciones que tome la sociedad, la subida de un grado y medio la temperatura no se va a poder evitar. “Quien tenga que mandar que haga lo necesario para que, en la medida de lo posible, que el daño sea menor”, dijo.
¿Y qué se puede hacer en Melilla? Pérez recalcó que Melilla es un espacio muy pequeño, lo que implica mayor contaminación, pero que, por el contrario, es más fácil de controlar. La contaminación más directa es la basura que tiramos y después, no puede ser que la que produce la electricidad de Melilla de Endesa. Ahora están planteando soluciones que hubieran estado bien hace 20 años, pero que hoy en día es un retraso”, señaló. Por ello cree que “la ciudadanía debe empezar a exigir que nuestra vida se respete y eso empieza por respetar el medio por el que nos movemos que es Melilla”.
Además, Tapia apuntó a los movimientos migratorios que ya se está produciendo en numerosas zonas del planeta y una de ellas es el Sahel, donde los efectos del cambio climático están siendo devastadores y es por ello que cree que los intentos de venir a Melilla aumentarán ante la situación de desesperación que se vivirá en dicha zona. “El fenómeno migratorio se agravará”, señaló
“Nos acusan siempre de estar enfadados, pero es para enfadarse porque llevamos tres décadas intentando revertir esto, pero no vemos pasos, solo cambios muy lentos por parte de la ciudadanía y la Administración”, expresó Tapia. En este sentido, argumentó que en 2020 ya se tendría que haber llegado a la emisión cero, “pero estamos en una ciudad en la que, en vez de estar pensando cómo parar esas emisiones, estamos pensando que el carril bici estorba más que ayuda”. Por parte de la Administración, insistió que se están asfaltando zonas, como el parque del barrio Virgen de la Victoria, que antes eran de tierra y ahora se han cubierto. Subrayó que en Europa se están revirtiendo este tipo de prácticas con el fin de evitar que el propio suelo de las ciudades emita calor.
Tapia cuenta esto desde el vivero que tiene Guelaya, donde tienen decenas de árboles listos para ser plantados en Melilla, como se está haciendo ahora en una zona de la ciudad junto con la asociación Cañada Viva! Respecto al papel de los ecologistas, cree que “Los distintos gobiernos nos han visto como un problema y no como la solución”.
“Si queremos mantener una Melilla por muchos años, sobre todo por las implicaciones que lleva la subida de las temperaturas con una subida del nivel del mar, perderíamos parte de la costa”, explicó Pérez. Y es que de aquí a 2050, se estima que la temperatura media subirá dos grados y señaló que, aunque parezca lejano, los niños y niñas de ahora lo verán en el futuro. Recalcó que hay que empezar a exigir a la clase política medidas ante la situación medio ambiental para pararlo.
Las aves ya están cambiando rutas y especies que vivían en zonas más cálidas, han encontrado esa misma comodidad en Melilla. Así pues, hay aves que cada vez están subiendo latitudes más norteñas e incluso algunas están cambiando su morfología, su plumaje, su alimentación, etc. “Todo eso es consecuencia del cambio climático”, aseguró Pérez.
“Ya no es que nuestra vida sea más agradable, sino que sobrevivamos como especie”, manifestó Tapia, quien señaló la imprevisibilidad de estos cambios. Expuso que ya se sabía que subiría el nivel del mar, pero que se ha visto que lo más peligroso es cuando hay tormentas.
¿Cómo sería una Melilla amable con el medio ambiente? Tapia tiene claro que habría que levantar el pavimento y puso de ejemplo que en Madrid se ha recuperado el río Manzanares gracias a su renaturalización a pesar de que se daba por muerta la zona, mientras que en Melilla se echó una losa de cemento. “Yo creo que la desembocadura tiene su propio anticiclón”, expresó.
“Nosotros siempre somos optimistas, si no, no estaríamos en esto”, apuntó Tapia. Cree que sí que hay parte de la sociedad que sí que quiere cambiar las cosas y recalcó que si cada uno de los ciudadanos pusiera su granito de arena, la situación cambiaría.
Pérez piensa que lo primero es ser consciente de la importancia del medio ambiente y a partir de ahí exigir a los responsables políticos que tomen medidas de calado. Aseguró que como asociación están decepcionados con la política medioambiental que se ha estado llevando en la ciudad desde hace años. “Estamos superando las previsiones negativas que teníamos; no esperemos al próximo informe, no esperemos a dentro de uno, dos o tres años a qué nos vuelvan a decir lo mismo” y es que Pérez cree que la crisis climática y el colapso del ecosistema “es peor que cualquier otra crisis que podamos tener”.