España, país donde el turismo es una de las principales fuentes de ingresos, vive pendiente de qué sucederá con las playas como consecuencia de la crisis sanitaria del coronavirus.
Lo mismo sucede con los protagonistas de esos deportes que utilizan la arena como superficie para sustentarse y que oscilan entre la incertidumbre y la resignación, conscientes de que esta época estival no será igual que las demás.
Es el caso por ejemplo del balonmano playa, que ha renunciado al grueso de la temporada y se aferra a la posibilidad de poder celebrar algún evento aislado como válvula de escape para no terminar el 2020 en blanco.
"Se valora en el momento en el cual las circunstancias sanitarias nos den totalmente la tranquilidad y podamos estar lejos de cualquier tipo de contagio. Es cierto que nos planteamos de aquí a final de año intentar hacer alguna prueba para mantener la ilusión de nuestros deportistas", explica Francisco Blázquez, presidente de la Real Federación Española de Balonmano (RFEBM), a EFE.
"Las circunstancias sanitarias que nos han sobrevenido y el golpe que hemos recibido a nivel mundial con esta pandemia hacen que la responsabilidad sea máxima y que sea en lo que tenemos que pensar en estos momentos", aclara.
En cualquier caso, sobran los argumentos para ser precavidos: "Es un golpe muy duro al objetivo que nos habíamos marcado respecto al futuro con el balonmano playa. Pero también hay que ser conscientes de la realidad en la que vivimos. El balonmano playa es un evento multitudinario en el cual se juntan todos los deportistas con los aficionados, es una gran fiesta del balonmano".
"Habida cuenta de la situación en la que estamos actualmente lo mejor era posponerlo, crear un paréntesis en este crecimiento, porque lo primordial es la salud no solamente de los deportistas sino de los ciudadanos", añade.
Sí habrá, por el contrario, fútbol playa aunque el calendario sufrirá una importante modificación al empezar la temporada en septiembre e irse hasta enero o febrero del 2021. Por suerte, todo apunta a que los internacionales españoles podrán adaptarse tal como indica Christian Méndez, seleccionador de la vigente campeona del mundo femenina.
"Los jugadores que están en la absoluta española se dedican exclusivamente al fútbol playa y tienen trabajos los cuales sí les permiten eso. Ya con antelación lo tienen dicho. Son trabajos flexibles, de familiares y amigos", argumenta.
"En cuanto a las chicas, todas juegan en Primera y Segunda. Cuando ellas descansan es cuando están con la Selección y si hay algún evento a medias, suelen tener permiso en sus contratos para contar con esa libertad. Al final es una llamada de la RFEF, de las selecciones nacionales, y los clubes profesionales no se pueden negar a eso", completa.
Él mismo sabe lo que es compaginar ambos mundos ya que mezcla la pizarra con su labor como policía local, en la que se ha volcado estos días: "Me ha ayudado mucho como persona, soy un privilegiado de poder haber estado ayudando a la gente en este momento. Como entrenador también me ha ayudado mucho porque al final tratamos con personas y somos personas. En los momentos malos hay que mirar lo positivo, pensar que va a pasar y que estamos aquí para disfrutar".
Si la exigencia es máxima en su día a día como agente, ahora lo es también en el deporte donde entrena: "Al estar en la cima hay que trabajar más, crear nuevas ilusiones, generar nuevas tareas y nuevos compromisos. Todo el mundo nos va a querer ganar. Se ha conseguido una cosa muy importante pero lo difícil, que es mantenerse, viene ahora".
Méndez no se imagina su hábitat natural con restricciones: "Al final es un paraíso natural, es libertad. El mar, la arena, tranquilidad, relajación... ver ahí a la gente encerrada en cajas o en plásticos, que haya uno con gel o un control, no me lo imagino. Pero si eso va a servir para que se pueda extinguir la pandemia y que no haya más contagios, hay que tirar para adelante".
Un panorama distinto en el paisaje espera también Eli Baquerizo, internacional de voley playa que ha visto cómo se han tenido que aplazar hasta el año 2021 los Juegos Olímpicos de Tokio en los que iba a participar.
"La gente lo está pasando mal económicamente y no sé hasta qué punto pueden permitirse este año ir a la playa. Habrá de todo pero es una pena. En verano la gente la disfruta, yo incluida. Me encanta ir a tomar el sol y no hacer nada", comenta.
Hay además preocupación por las consecuencias económicas para su deporte: "Puede ser un problema serio. Se han caído todas las pruebas del circuito nacional de Madison y a nivel del World Tour también, no tenemos ahora mismo ninguna competición hasta no sabemos cuándo".
"Para esos promotores que invierten y que sufrirán la crisis como todos puede ser una vuelta atrás. Esperemos que no, que se agarren al voley playa. Que aguanten para que podamos tener circuito el año que viene", agrega.
Así las cosas, a los deportistas no les queda más remedio que convivir con lo que hay y esperar su momento: "Han sido comprensivos. La situación que estamos atravesando es lo suficientemente importante como para que nuestros deportistas, que son quizás a los que más daño entre comillas les puede hacer esta situación, sean conscientes de lo que estamos viviendo".
"Me siento muy orgulloso de todos ellos porque han visto la importancia que es que el balonmano sea también un punto de encuentro y sobre todo de respeto hacia las normas básicas. No queda otra que aguantar en estos momentos, empezar a mirar hacia el futuro e intentar hacerlo lo mejor posible", concluye Blázquez.