Fuentes vinculadas a la Residencia de Estudiantes Marroquíes Musulmanes de Melilla critican la forma repentina en la que se ha abierto el centro este mes de noviembre sin tener nada preparado. En declaraciones a El Faro afirman que el edificio está en pésimas condiciones: el yeso del techo cayéndose, las paredes dañadas y además no se limpia el lugar a fondo.
También explican que, con el cierre de la frontera, parte del personal y de los estudiantes se quedaron del otro lado de la frontera y el resto siguió en Melilla. El año pasado hubo clases telemáticas, pero este año los trabajadores comenzaron a recibir presiones para volver al centro o si no, ser enviados a otros colegios de Marruecos, ya que son funcionarios del Estado.
Este asunto ha llegado incluso al Parlamento marroquí, donde el responsable de Educación, sin darle mayor importancia, indicó que todos aquellos trabajadores y estudiantes de la Residencia que se quedaron en Marruecos tienen que irse a centros del país y dejar su plaza en Melilla.
Las fuentes consultadas aseguran que las autoridades amenazaron con mandar a los trabajadores del centro de vuelta a Marruecos. Esto, exponen, es algo que no desean. Por un lado, el nivel educativo y sanitario del país vecino “está por los suelos” y muchos tienen su vida hecha en la ciudad española: su casa, su familia, sus amigos, etc.
Por otro lado, los alumnos del centro estudian las materias troncales en español y en las escuelas marroquíes solo se estudia en árabe y francés, por lo que quedan en desventaja frente al resto de sus compañeros.
Ahora mismo hay entre 60 y 70 estudiantes en total; muchos se fueron a centros españoles tras cambiar las normas de admisión, aunque esto afecta principalmente a los cursos de Primaria más que de Secundaria.
Las fuentes consultadas por El Faro señalan además que la mayoría de los estudiantes que tienen en la Residencia no poseen la documentación reglada y venían de zonas de los alrededores de Nador y el único requisito oficial para su admisión era una partida de nacimiento o similar.
Tampoco hay controles relacionados con la pandemia del coronavirus, como saber quién está vacunado o tomar la temperatura.
El actual director de la Residencia, añaden, está en Farhana.
Por ello, piden que se tomen medidas al respecto o se haga una inspección al centro.
Desde Nador, los profesores se pusieron en contacto con los sindicatos y se quejan de no poder seguir el método a distancia, de forma que no tengan que llevar su plaza a un centro escolar marroquí. “No están de acuerdo con que los repartan aporotros centros”, aseguran.
Muchos no querían que la Residencia cerrara por la historia que tiene en la ciudad desde hace décadas.
Este asunto ya ha salido en la prensa marroquí. “El personal docente y administrativo se sorprendió este curso académico 2020/2021, que coincide con la epidemia del coronavirus, asignándolo y distribuyéndolo a otras instituciones”, publicaron medios locales.
Además, hablan de “negligencia y mala gestión de los tutores, en medio del descontento de los padres y la frustración de los estudiantes y el personal de la institución”.
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