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Cerca de 300 coches esperaban cruzar la frontera cargados de mercancía
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Varios comerciantes trataron de colarse, generando un embudo que taponó el tráfico
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Pasaron toda la noche haciendo cola
Cerca de 300 coches cargados de bultos se aglutinaron a lo largo de la mañana de ayer desde el paso fronterizo de Farhana hasta prácticamente Los Pinares de Rostrogordo, generando colas de casi cinco horas de espera para poder cruzar hacia Marruecos. Así lo testifican varios trabajadores dedicados al comercio atípico que se encontraban en el cruce próximo al Centro de Estancia Temporal para Inmigrantes (CETI), esperando a avanzar con sus vehículos para pasar al país vecino con su mercancía.
Estas largas esperas se materializan en filas interminables de coches que se aglutinan en la carretera debido a la creación de embudos. Estos atascos se forman cuando algún transportista trata de pasar por delante de otro colándose, lo que acaba por taponar el tráfico, normalmente congestionado, según reconoció Driss. Este joven de 23 años también achaca las largas colas a una mala gestión por parte de la Guardia Civil y de la Policía Local: “hay veces que nos dejan salir, otras no. El control es bastante duro”, aseguró.
Mucha paciencia
Driss no es el único que critica el comportamiento de los comerciantes que se cuelan. Otros comerciantes también se ven obligados a dejar el coche en la cola durante toda la noche del domingo para regresar la mañana del lunes y tratar de avanzar poco a poco con la mercancía y, así, pasarla desde Melilla hasta Marruecos para venderla y mantener a su familia.
Este es el caso de Abdeselam, quien explicó a El Faro que hay determinadas ocasiones en las que pasan tres días sin salir por el excesivo tráfico, pero también por los controles policiales que vigilan el tipo de mercancía que cruzan, normalmente “almendras, lentejas y telas” para vender en el mercado.
Brai, un melillense de 24 años que desde hace año y medio se dedica al comercio transfronterizo, lamentó que los cuerpos de seguridad se dedicaran a “multar a todo el mundo”, porque de esa forma ralentizaban el tránsito a la vez que minaban los pocos ingresos que podían obtener con la venta de los productos adquiridos en la ciudad. “Tengo un niño pequeño y no me llaman de planes de empleo ni de cursos. Hay que salir adelante como se puede”, concluyó.
Otro melillense, de 25 años, quien quiso mantenerse en el anonimato, señaló que “muchas veces” podían llegar a esperar “hasta cuatro horas o más” y criticó la falta de “un convenio entre Marruecos y España”, así como el comportamiento de la Guardia Civil y de la Policía Local, porque “hacen lo que les da la gana”, en referencia a las sanciones que ponen a algunos conductores “porque sí”.
A este testimonio se suma el de otro hombre, quien tampoco quiso identificarse por miedo a represalias. Lamentó que tan sólo existieran dos opciones para la gente sin recursos: “El contrabando o salir al extranjero”, y esta última no es viable. Este hombre ya se retiró de esta actividad porque se quedó sin coche y actualmente vive gracias a un pequeño subsidio, pero no sabe qué hará cuándo se le acabe.
Unificaron las colas para comerciantes y no comerciantes
El pasado mes de abril, la Policía Local unificó las colas del paso fronterizo de Farhana que, hasta entonces, tenía dos accesos: uno para las personas que se dedican al comercio atípico y otro para los que no. La decisión del Cuerpo de seguridad de combinar ambas en una sola vino dada por la dificultad de diferenciar a estos comerciantes de los que cruzan de Melilla a Marruecos por otros motivos, según reconoció el consejero de Seguridad Ciudadana, Isidoro González. La unión de estas dos colas alargó también el tiempo de espera de las personas que pasan de un país a otro por cuestiones personales que no están relacionadas con el comercio transfronterizo. La Unión Federal de Policía (UFP) mostró su descontento hacia esta medida por dificultar el tránsito a los ciudadanos regulares.