Melilla va a tener la gran suerte –todo sea dicho, gracias a la Consejería de Cultura- de asistir a dos representaciones de ‘Carcajada Salvaje’, la obra de Christopher Durang, dirigida por Josep Costa.
La gran cita con el Kursaal se sitúa en el primer fin de semana de diciembre, los 2 y 3 del mes de la Navidad. Y dos figuras del escenario, de cualquier escenario, Charo López y Javier Gurruchaga, lujo para el Arte de Talía, poderosos, experimentados, que no necesitan presentación alguna.
Tiene origen americanizado porque dos personajes, de increíbles vueltas, se suben a un escenario para hablar de sus problemas. Los estadounidenses utilizan esta fórmula de autoconfesión para abandonar el mundo del alcohol, la droga o simplemente para postularse como candidato a gobernador de cualquier Estado. Pero en el caso de Gurruchaga y López el final deriva en una risoterapia de ellos mismos, hecho que les hace pasar un buen rato y no digamos a los melillenses que van a tener la suerte de conseguir entrada.
El líder de la Orquesta Mondragón es experto en estas lides, en reírse de sí mismo y de lo que le rodean, tiene afán iconoclasta y le da igual interpretar disfrazado de oficial hitleriano que de caperucita roja. Mil registros para un actor capaz de mil quinientos. O sea que la ‘Carcajada salvaje’ parece escrita para el propio Gurruchaga. Y la gran sorpresa viene de la mano de Charo López. Estamos acostumbrados a disfrutar de sus interpretaciones bajo esquemas serios y trágicos pero, como toda actriz de primera, es muy capaz de aguantar al Gurruchaga en la desternillante historia que nos traslada, de alguna manera, al teatro del absurdo de mediados del siglo pasado.
Atención a lo que dice Charo López de su partenaire: "Es un actor que tiene una enorme energía para dar a todo el equipo y al público. Posee un talento enorme, es muy simpático, muy bondadoso y me siento feliz con él. Es un niño grande, y de pronto le dan ataques de pasión y quiere que le beses muchísimo". Ya decimos, qué suerte van a tener los melillenses agraciados con una localidad.
Esto no es peloteo esto es reconocer que, en la corta historia del Kursaal, llega un clásico actualizado y humorizado, con una pareja explosiva que te hace reír pero también pensar en cuestiones, acaso, jamás tenidas en cuenta.