Al salir de la Biblioteca Histórico Militar de la ciudad, uno no puede evitar sentirse un poco más sabio y mucho más curioso. Si alguna vez pensaste que las bibliotecas militares eran solo para uniformados o manuales estratégicos, Melilla te demuestra lo contrario. Y es que esta Institución nos sorprende cada mes con verdaderos tesoros, y este mayo no ha sido la excepción.
El protagonista: La vida es sueño, obra inmortal de Calderón de la Barca, elegida como libro del mes con motivo del 425 aniversario de su nacimiento. Pero antes de perdernos en los dilemas existenciales de Segismundo, hacemos una parada obligada en el mes anterior, cuando los muros de esta biblioteca vibraron con las aventuras de otro inmortal: Don Quijote.
El Faro ha tenido la oportunidad de tocar estas reliquias gracias al teniente coronel, Marcos Chaparro, director de la Biblioteca histórico Militar, quien nos guía con entusiasmo casi cervantino por las joyas que custodia la Institución.
En la mesa central del ala derecha de la sala, con una única fuente de luz cenital se alumbraba el bodegón de los tomos de "Quijote del Centenario" junto a los de Calderón de la Barca,
“El 23 de abril, Día Internacional del Libro, hicimos un homenaje a una edición muy especial de El Quijote que tenemos en esta biblioteca”, nos cuenta mientras con cuidado nos muestra una colección de ocho tomos publicada en 1905 por el editor R.L. Cabrera. Cuatro tomos con el texto íntegro y estudio académico. Otros cuatro, con ilustraciones que arrancó José Jiménez Aranda en 1860 y que, tras su fallecimiento en 1903, fueron completadas nada menos que por pintores como Sorolla. “Esto es una guía visual de la obra de El Quijote”, afirma orgulloso. “Y vienen comentadas en cuatro idiomas: francés, inglés, alemán e italiano” al tiempo que se congratula de la acogida que tuvo de ciudadanos civiles. “Vinieron unas 30 o 40 personas. Regalamos libros, hicimos carteles... incluso se llevaron novelas de Tom Clancy”, añade el director.
En la mesa central del ala derecha de la sala, con una única fuente de luz cenital se alumbraba el bodegón de los tomos de "Quijote del Centenario" junto a los de Calderón de la Barca. “Tenemos varias obras suyas aquí, pero hemos seleccionado La vida es sueño, de la Editorial Anaya de 1970, con estudio y actividades complementarias que facilitan la comprensión del texto”, explica Chaparro.
Pero lo fascinante es cómo el director ve al dramaturgo desde una óptica militar: “Calderón no fue solo escritor. Fue soldado. Participó en Flandes, en la campaña de Cataluña en 1640; fue herido en Lérida y ahí murió su hermano. Todo ese bagaje se nota en sus obras: el honor, el valor, la lealtad”.
Una biblioteca con vocación de vida
Además del homenaje a Calderón, la biblioteca forma parte de una trilogía de centros junto al museo y al archivo militar, cada uno con su guardián: el coronel, Juan Cámara en el archivo, y Amadeo en el museo, con quien el director mantiene una estrecha colaboración. “Cada mes intentamos sacar a la luz un fondo museístico o documental que encaje con las efemérides”, explica Chaparro
Y es que en la Biblioteca Histórico militar de Melilla los libros son soldados del conocimiento, y sus lectores, aventureros de la imaginación.