La Navidad en Melilla se prepara para sonar por bulerías y hacer reír a carcajadas con Una Navidad múúú flamenca, la nueva propuesta escénica de Mirrolde Teatro, en colaboración con el Ballet Colores y Zíngaros del Rif. Una comedia cercana, costumbrista y muy berlanguiana que se representará en la sala multifuncional del Auditorio Carvajal los días 20, 21, 22 y 23 de diciembre, con dos pases diarios a las 19:00 y 20:30 horas. Las invitaciones ya están disponibles en Monva Regalos, en la calle O’Donnell, 15.
La historia gira en torno a Asun, vecina y anfitriona reincidente, a quien el público recordará del año pasado, cuando reunió a toda su familia para una accidentada cena de Nochebuena. Este año, redobla la apuesta: decide organizar una cena navideña comunitaria, invitando a todos los vecinos del bloque. El resultado, como se puede imaginar, es una fiesta de enredos, malentendidos, humor disparatado y mucho arte andaluz. La casa de los Pérez y de Fernández se convierte así en el epicentro del caos, entre espumillones, bolas navideñas, flores flamencas y abanicos decorados, en una escenografía tan castiza como desbordante, irradiando la construcción de un patio vecinal y un comedor familiar.
Según Miguel Escutia, coordinador general de la obra y director de Mirrolde Teatro, no se trata de una segunda parte de la producción anterior, pero sí mantiene el mismo espíritu familiar y el ritmo vertiginoso que convirtió aquella comedia en un éxito. “Las broncas más gordas en mi familia siempre eran en Nochebuena. Es un día maravilloso para montarse un buen lío”, bromea. Y de ahí parte todo: situaciones muy reconocibles, llevadas al extremo, que acaban generando una risa cómplice en el espectador.
La propuesta va más allá del teatro convencional, pues se trata de un montaje multidisciplinar donde conviven interpretación, danza flamenca y música en directo. Para lograrlo, han unido fuerzas tres colectivos artísticos que llevan años trabajando juntos y que ya manejan códigos comunes. Merche Hurtado dirige la parte coreográfica con las bailarinas del Ballet Colores, Sama Bou se encarga de la dirección musical al frente de Zíngaros del Rif, y Escutia coordina y dirige la parte teatral. A su lado, Sonia Rubino firma el guión, que a partir de una anécdota sencilla —la grabación de un vídeo para una amiga finlandesa que presenta una de las vecinas— construye una deliciosa locura navideña, repleta de personajes que cobran vida propia. tópicos y situaciones disparatadas que, no obstante, "nunca superan la realidad", sostiene Escutia entre risas.

“La obra nace en una cazuela donde echamos ingredientes de todo tipo: flamenco, vecindario, Navidad, adolescentes con instrumentos, niñas con bata de cola… y a base de ensayo se le da coherencia”, explica Escutia. Porque lo que puede parecer un caos en escena es el fruto de tres meses de trabajo y de una coordinación entre más de cuarenta personas, muchas de ellas jóvenes artistas locales. Adolescentes del Conservatorio de Música, alumnas del Ballet Colores, actrices amateurs y profesionales, técnicos y colaboradores voluntarios conforman este mosaico humano que hace posible el espectáculo. Algunas de las chicas más mayores ya cuentan con contrato artístico; otras, las más pequeñas, viven con ilusión sus contactos con el escenario. “Aquí hay muchas niñas que le dedican horas y horas a la danza o a su instrumento. Y eso hay que mostrarlo y celebrarlo”, añade Escutia. Cada una de las disciplinas que intervienen gozan de total libertad creativa para desarrollar su trabajo, siempre dentro de una definición armónica que contribuye a que todas ellas conjuguen un único formato artístico, una historia determinada por la comedia.
La función también tiene una dimensión comunitaria y educativa: es una oportunidad para que estas jóvenes se enfrenten al público, ganen confianza y demuestren lo que llevan meses preparando. De hecho, si el tiempo lo permite, parte de la obra se desarrollará en la calle, frente a la casa ficticia de los Pérez y de Fernández, donde los vecinos —interpretados por el reparto— sacarán mesas, instrumentos y arte a raudales. Si llueve, no hay problema: la parte exterior se adaptará a los espacios interiores para no dejar sin bailar ni sin tocar a nadie. “Las grandes pueden con todo, pero las pequeñas se ponen muy pocas veces frente al público. No podemos dejarlas fuera por culpa del agua”, aclara el director.
A nivel musical, el espectáculo incluye desde villancicos tradicionales interpretados por dúos de violonchelo, viola, piano y clarinete, hasta temas flamencos navideños que aportan ese aire propio del Sur. El vestuario y la decoración también beben de la estética andaluza, abrazando el colorido, los elementos visuales y el espíritu festivo, bajo un manto navideño que lo abraza.
El público, además, no solo es espectador: se convierte casi en un invitado más. La sala está diseñada para simular un comedor navideño abarrotado, como los de cualquier casa española en esas fechas. “Queríamos que la gente sintiera que entra en una casa, con todo lo que eso conlleva: el bullicio, el jaleo, los codazos, las carcajadas”, comenta Escutia. Y lo logran. Como en las mejores comedias de Berlanga, cada personaje entra en escena con su personalidad exagerada, sus manías y sus enredos, dando forma a una trama coral que arranca sonrisas y guiños cómplices desde el minuto uno.
El proyecto cuenta con el respaldo de la Consejería de Cultura, Patrimonio Cultural y del Mayor de la Ciudad Autónoma de Melilla, así como de la Fundación Melilla Monumental. Un apoyo que, como reconoce el propio Escutia, ha sido clave para que en una ciudad pequeña como Melilla se haya desarrollado un movimiento teatral tan activo, con ciclos como el microteatro y propuestas como esta, que no solo entretienen, sino que forman, movilizan y unen a distintos colectivos.
Con Una Navidad múúú flamenca, Mirrolde Teatro y sus aliados no solo nos invitan a reírnos del caos navideño: nos recuerdan que también en la risa, en el arte y en el trabajo conjunto hay una forma muy poderosa de celebrar estas festividades en compañía. Una producción que tras tres meses de ensayos, ya comienza a presentar forma en los preparativos del entorno para hacer inolvidablemente divertida estos días a los melillenses. Y es que, con vecinos así, cualquier cena de Nochebuena puede convertirse en un espectáculo inolvidable.








