Para los aficionados a la Historia de España, el año 1921 tiene una connotación muy clara. Corría el mismo mes en el que ahora nos encontramos cuando el Ejército español sufrió una de sus derrotas más dolorosas. La debacle fue definida como un desastre con mayúsculas, el Desastre de Annual.
Para comprender la magnitud de este hecho de armas en la Guerra del Rif baste con observar el número de bajas españolas, que el llamado Expediente Picasso cifró en más de 13.000. Entre los muertos, el propio comandante en jefe de las tropas españolas, el general Fernández Silvestre, cuyo cadáver nunca pudo ser hallado.
Pese a la gravedad de la derrota, en aquellos episodios de los cuales han transcurrido ya 96 años hubo momentos de heroicidad, como la mostrada por los militares del Regimiento de Cazadores de Alcántara, el 14 de Caballería, que consiguió salvar a buena parte de las tropas en retirada al enfrentarse a los rifeños que los hostigaban. Esa unidad tiene hoy su heredero en el Regimiento de Caballería Acorazada Alcántara número 10 (RCAC 10), en cuyo acuartelamiento se celebró ayer un homenaje a los héroes que impidieron que las consecuencias del Desastre de Annual fueran todavía más graves.
Como es habitual, el comandante general de Melilla, Fernando Gutiérrez Díaz de Otazu, presidió este acto, que contó asimismo con dos testigos de renombre: el exministro del Interior Jorge Fernández Díaz y el actual secretario de Estado de Defensa, Agustín Conde.
En 2012, el Regimiento Alcántara fue reconocido con la Cruz Laureada de San Fernando, la más alta condecoración de nuestras Fuerzas Armadas. El entonces monarca, Juan Carlos I, reconocía así el valor de los hombres que protagonizaron aquel episodio que permitió salvar tantas vidas en medio de la desbandada. Por ello, el Regimiento Alcántara merece homenajes como el que se le brindó ayer.