Durante los meses de invierno, las playas se disfrutan de otra manera, ya sea pescando o dando un paseo, algunos con sus mascotas. Sin embargo, lo que puede ser algo insignificante, al final cobra gran importancia, y es que este mes de enero se dieron varios casos de perros que ingirieron o se engancharon con anzuelos en las playas de la ciudad. Así lo explica Francisco Álvarez, veterinario de la clínica Albeitar: “Este último mes ha habido un importante repunte de ingesta de anzuelos, pero con una resolución bastante satisfactoria”.
Álvarez afirma que si el animal digiere este diminuto objeto suele quedarse en el estómago, no como en casos en los que los canes han vomitado o defecado residuos que comen en las playas de la ciudad. “El anzuelo se puede quedar en el esófago o estómago y hay que operar. Es una actuación algo dificultosa, pero en mi clínica no se ha dado ningún caso en el que el perro haya fallecido”, añade.
Por otro lado, hay casos en los que el anzuelo se queda enganchado en la encía del animal, como le sucedió a Bombo. Su dueña, Aurora, relata a este periódico que una mañana, como otra cualquiera, sacó a su perro a dar un paseo por la playa de la Hípica: “De repente vi que empezó a hacer un movimiento raro con la pierna en dirección a su boca y tenía un hilo que podría medir dos metros”. Bombo pudo quitarse él solo el anzuelo que se quedó en su encía, pero se le inflamó y tuvieron que curarle: “Mi perro tuvo más suerte, no se tragó el gancho”.
Al tratarse de un objeto bastante pequeño, Aurora cree que los perros llegan a comerse el anzuelo porque tendrá algún resto de pescado, algo que huelen y les atrae.
Por su parte, los pescadores admiten que han recibido quejas, pero defienden que son casos aislados y que suelen dejar las playas vacías de estos pequeños garfios. “Siempre que terminamos de pescar se nos dan dos bolsas: una para el pescado y otra para la basura. Ha habido quejas y desde la federación se nos ha avisado, pero no todos lo hacemos”, dice Faisal, un pescador que suele practicar la pesca para participar en campeonatos.
Durante las competiciones, suele haber un mayor control. Así lo cuenta Axel, otro pescador: “Los que participan en los campeonatos conocen las normas: después de cada concurso, hay que recoger todo el material y dejar la zona limpia. En caso de los que no competimos, no recae tanta responsabilidad”.
Axel es consciente de la problemática de los perros que ingieren anzuelos: “Soy pescador, pero también tengo perro y se tragó un anzuelo. Los veterinarios tuvieron que intervenir y después de aquello mi mascota comenzó a tener problemas de vista. Creo que fue a causa de comerse el gancho”. Igualmente, Axel afirma que hay pescadores responsables y no se puede juzgar a todos.
Una de las cuestiones sobre este asunto es qué es lo que se permite y lo que no en las playas de la ciudad. Axel asevera que en invierno se puede ir a pescar sin ningún problema, no como en temporada estival, que solo se puede ir por la noche, cuando las playas están prácticamente vacías.
Por su parte, el veterinario Francisco Álvarez recuerda la normativa vigente: “En Melilla somos un poco blandos a la hora de aplicar correctamente la ley. Se sabe que no se puede pasear a los perros por las playas, ni pescar donde uno quiera”. Aun así, Álvarez apunta que es necesario “vivir en convivencia” y “llegar a un acuerdo para que todos puedan disfrutar de las playas en esta época”.
Ya sea para practicar algún deporte o para tomar el aire, junto a nuestras mascotas, es posible actuar con responsabilidad por parte de toda la ciudadanía.