Una de ellas dijo que vio la agresión, pero la segunda lo negó. Las declaraciones del acusado y su víctima tampoco coinciden. Una mujer denunció a su expareja porque el pasado 23 de septiembre, según asegura, la agredió en la puerta de la casa de su ex suegra. Él lo niega y dijo haberla denunciado por no entregarle a su hija para pasar con ella los días que le corresponden. El juicio se celebró esta semana en el Juzgado de lo Penal número 2 de Melilla y quedó visto para sentencia, después de la comparecencia de dos testigos de la supuesta agresión que no aportaron mucha luz a las versiones contradictorias del acusado y la supuesta víctima.
Lo único que quedó claro en el juicio es que la entrega de la hija que tienen en común el matrimonio fue el inicio de un conflicto entre ambos. La mujer, que está embarazada, dijo que su marido la insultó y después en casa de su ex suegra la agredió. De un empujón, fruto del forcejeo que se produjo, siempre según su versión, cayó al suelo. Sin embargo, la víctima no supo qué contestar cuando el juez le preguntó por qué no fue inmediatamente a Urgencias a hacerse un chequeo para comprobar que el feto estaba bien y esperó hasta el día siguiente para ir al médico.
El ex marido, sentado en el banquillo de los acusados, negó haberla agredido. Declaró que, como su ex pareja no quiso entregarle a la hija de ambos, acudió a la comisaría para denunciarla, tal y como le había aconsejado su abogado. Después fue a casa de su madre y se fue a trabajar, dijo ante el juez.
Los testigos
Supuestamente, durante este periplo la actual pareja del acusado le acompañó en su vehículo. Ésta declaró como testigo en el juicio y negó que se produjera agresión alguna, puesto que en el domicilio de la madre del hombre, donde supuestamente ocurrió la pelea, no hubo tal encuentro entre el matrimonio.
Es más, esta testigo aseguró que en el único momento en el que vio a la ex mujer fue cuando acompañó al acusado a buscar a su hija. Declaró que fue la denunciante la que se dirigió hacia ella para insultarla.
El segundo testigo fue una amiga de la víctima, quien aseguró que desde la acera de enfrente, tras realizar unas compras en un establecimiento, vio a su amiga siendo zarandeada y cayendo al suelo. A preguntas del juez, esta testigo no supo dar una explicación de por qué no se acercó al lugar a auxiliar a su amiga o llamó a la Policía en el momento y, por el contrario, optó por marcharse del lugar. El juicio quedó así ‘en tablas’ y visto para sentencia.