-
El ministro entregó la Cruz de San Raimundo de Peñafort al decano de los abogados y al jefe superior de Policía
“La cruz de la orden de San Raimundo de Peñafort es un reconocimiento a los mejores servidores públicos de la Justicia y del Derecho”. Así lo destacó ayer el ministro de Justicia, Rafael Catalá, durante la entrega de estas condecoraciones al decano del Colegio de Abogados, Blas Jesús Imbroda, y al jefe superior de Policía, José Ángel González, en un Salón Dorado repleto de ciudadanos.
El ministro subrayó que es un “honor” incorporarse a esta orden. Pero también aseveró que conlleva una obligación y un compromiso: “trabajar como hasta ahora con esa dedicación, cualificación y profesionalidad al servicio de la Justicia y de los ciudadanos”.
Catalá ofreció un discurso breve en el que resaltó el currículo de ambos galardonados y curiosidades que, a excepción de los amigos o de los familiares, son desconocidas por el resto de ciudadanos.
De esta forma, comentó que Blas Jesús Imbroda toca un gran número de instrumentos, como el órgano o la batería. Sin embargo, afirmó, en tono de broma, que es el jefe superior de Policía quien mejor canta de los dos premiados.
Asimismo, puntualizó que José Ángel González presume de hacer el mejor lechazo de la ciudad. Aunque el ministro indicó que no había tenido la posibilidad de comprobar este hecho, pero guarda la esperanza de probar este plato algún día.
Catalá también aprovechó la ocasión para destacar las cualidades de ambos galardonados. Subrayó que el decano de los abogados es un hombre “brillante e inteligente”, un amante de la historia militar y del patrimonio modernista y del art decó, que incluso colecciona. Además, resaltó su humanidad, que le lleva a colaborar con proyectos sociales.
El ministro afirmó que José Ángel González es “un muy buen jefe”, pues de lo contrario no hubiera conseguido ascender. Aseveró que desempeña su profesión con “abnegación” porque “está al servicio del Estado del Bienestar, de la Justicia y de la defensa de los derechos de los ciudadanos”.
“El sacrificio se compensa”
Por su parte, el decano del Colegio de Abogados explicó que llevaba 36 años desempeñando una profesión para la que considera que hay que tener vocación, porque le ha tocado trabajar muchos domingos en el despacho.
“Todo el esfuerzo y el sacrificio se compensa con la paz y la satisfacción que te queda tras haber ayudado a una persona que te ha necesitado”, aseveró Imbroda en su discurso. “La abogacía es servir a los demás, especialmente a los más necesitados de apoyo”, añadió dedicando el galardón a toda su familia.
El trabajo de muchos policías
Por otro lado, el jefe superior de Policía aseveró que este galardón lo compartía con su familia, especialmente con su mujer Pilar.
No obstante, dedicó gran parte de su discurso a sus compañeros. Aseveró que este reconocimiento no hubiera sido posible sin la labor de muchos policías. Aseveró que sin ese “trabajo en equipo” y sin la lealtad nunca hubiera recibido este reconocimiento.