La mayoría de los comerciantes de la ciudad aseguran que las ventas no han subido y los hosteleros tampoco han tenido muchas reservas para esta noche.
El día de los enamorados es para algunos una fecha especial, para otros un día triste y para cada vez más personas un día como otro cualquiera, tengan o no pareja. La crisis económica contribuye, sin duda, en esa idea cada vez más extendida de que el 14 de febrero es una fecha comercial y que el amor hay que alimentarlo todos los días. En Melilla ayer las tiendas del centro estaban poco animadas, a pesar de que los comerciantes se esforzaron en decorar los escaparates para atraer al mayor número de compradores posible. En las tiendas de ropa el rojo y los corazones no lograron convencer a casi nadie y en las joyerías tampoco tuvieron mucho más éxito. En una de estas joyerías, situada en la avenida Juan Carlos I, su dueña aseguraba que sólo habían vendido un anillo (de 600 euros) para esta fecha. “Antes había mucha más gente que venía a buscar detalles más baratos, pero ahora casi nadie compra aquí en este día”. La plata o la bisutería, indicaba la propietaria, tiene algo más de éxito, aunque tampoco termina de convencer. Otro de los clásicos de un día como hoy es optar por una cena, que ya se sabe aquello de que en el amor, el estómago tiene mucho que decir. Sin embargo, el presidente de la Asociación de Hosteleros de la ciudad, Hassan Amaruch, aseguró en declaraciones a este periódico que las reservas también estaban siendo menos que otros años, aunque animó a los melillenses a demostrar su amor con una buena cena esta noche o el fin de semana. Lo que parece que sí sigue teniendo tirón, quizás porque es lo más económico, son las flores. La propietaria de la floristería Jiménez señaló ayer que las ventas no habían bajado apenas respecto a otros años y que por su negocio pasaban estos días jóvenes y mayores, y también mujeres, para buscar una flor para su pareja. Las rosas rojas, señaló, siguen siendo las triunfadoras, porque a pesar de la crisis, hay pequeñas cosas que sí se mantienen. La crisis (sea la económica o sea la del amor) hará que muchos se queden hoy sin regalo, pero siempre tendrán el consuelo de que cada vez son menos los que tienen la suerte de recibir un obsequio de San Valentín, que parece que cada día reparte menos flechas.