El solar está cerrado por un muro, pero en el interior hay basura y escombros, que unidos al calor provocan la aparición de animales · Los vecinos han llevado varios escritos a la Ciudad, pero aunque se desratizó la zona, el problema continúa.
Los vecinos de la calle Alicante llevan tiempo sin dormir tranquilos. La culpa es de un solar abandonado, que lleva años convirtiéndose en una especie de vertedero de basura y desperdicios, y del que en los últimos meses, ayudado por las altas temperaturas, han aparecido animales poco agradables para hacer compañía, como ratas o incluso alguna serpiente. Malika Kaddoor vive en el número 55 de la calle Alicante y es una de las afectadas por lo que sucede en este solar. Kaddor aseguró a este periódico que llevan años tratando de solucionar este problema, pero que no terminan de darles una respuesta, ni por parte de la Ciudad Autónoma ni por parte del dueño del solar, que insiste en que está limpio, a pesar de que cualquiera que se acerque a verlo puede comprobar con sus propios ojos que no es así. La vecina señala que tanto ella como la familia que vive a su lado han optado por poner toallas en la rendija de la puerta de entrada a las casas para evitar que alguno de estos animales pueda colarse, especialmente después de que apareciera la serpiente. Y es que según indicó la melillense, hace algunas semanas, en el ascensor del edificio colindante al solar abandonado apareció una serpiente que obligó a los vecinos a solicitar la intervención de la Policía Local, para que se deshicieran del animal, que despertó el miedo en casi todos los que viven en la zona. Sin embargo la solución parece no llegar. Aunque el solar está cerrado por un muro, con una puerta metálica, los propios vecinos taparon el hueco que quedaba entre el suelo y esta puerta, también para prevenir que por este espacio aparezcan cserpientes, ratas o algún otro bicho. No obstante, los intrépidos animales siguen apareciendo de vez en cuando. Kaddoor y otros vecinos de la zona han hecho ya llegar sus quejas a la Ciudad Autónoma en varias ocasiones, pero la respuesta no ha sido del todo contundente. Así, la vecina explica que si bien es cierto que desde la Ciudad echaron desratizante en la zona, mientras que ésta no se limpie y se elimine toda la basura que hay, las ratas volverán a aparecer. Además, según mostró esta vecina, no se trata del único solar que trae de cabeza a los vecinos de la zona. Un poco más arriba, subiendo por una de las estrechas callejuelas que desembocan en la calle Alicante, justo encima del citado solar, hay una vivienda derruid, en la que se acumulan las bolsas de basura y en la que los efectos han sido muy similares. Ante esta situación, y con las altas temperaturas que se están registrando en la ciudad en los últimos días, los vecinos siguen asustados y tratando de paliar los posibles efectos como pueden, bien sea poniendo toallas en la puerta, instalando mosquiteras en las ventanas, o procurando dejarlas cerradas la mayor parte del día para evitar encontrarse con la poco agradable sorpresa de algún visitante que no haya sido invitado a entrar. Los intentos de negociaciones con el propietario del solar, aseguran que no han servido de nada. En este sentido, explican que él insiste en que no hay nada que limpiar y que no les da ninguna solución, mientras que las que da la Ciudad Autónoma tampoco parecen ser definitivas, por lo que se sienten desprotegidos ante esta situación. Así aseguran que en los próximos días volverán a llevar un escrito a la Ciudad Autónoma, firmado por parte de los residentes en la zona, con la esperanza de que les den una solución lo antes posible. Mientras tanto seguirán tratando de evitar que los animales interrumpan su sueño, por culpa no sólo de los propietarios de los solares y de las altas temperaturas, sino también de todos los que han optado por usar estos puntos como contenedores de basura improvisados, echando las bolsas de desperdicios a este espacio en lugar de tirarlas en el lugar adecuado. En la calle Alicante todos esperan que pronto puedan abrir las ventanas de sus casas sin temer que en cualquier momento pueda entrar por ellas algún animal poco deseable.