El vicario ofició por primera vez la eucaristía con la que se inicia la celebración del Levantamiento del Sitio y destacó la importancia de la fecha en la historia de Melilla.
La conmemoración del Levantamiento del Sitio comenzó, como es habitual cada año, con una eucaristía celebrada por el vicario Roberto Rojo, en la iglesia de la Purísima Concepción del Pueblo.
Las autoridades de la Ciudad Autónoma se dieron cita a las 12 de la mañana en la parroquia para asistir al primero de los actos de la tradicional festividad, en la que se recuerda la intervención del mariscal Juan Sherlock para terminar con los cien días de asedio marroquí y conseguir que la bandera española siguiera ondeando en Melilla.
Para Roberto Rojo, la de ayer era su primera misa cómo vicario de la ciudad en una fecha tan importante para los melillenses. En su sermón, el vicario dio gracias a Dios porque Melilla pueda seguir celebrando un día como el de ayer siendo española y destacó su esperanza de que “este trocito de España” del norte de África siga siendo una ciudad acogedora y abierta al mundo, “como lo ha sido hasta ahora”.
Rojo apuntó que la intervención del mariscal Sherlock escribió uno de los capítulos más importantes de la historia de la ciudad, que destaca también dentro de la historia de España.
El vicario apostó por la esperanza de un futuro “en el que no sean necesarias las vallas ni los controles, un tiempo en el que no sólo sea una Europa sin fronteras sino un mundo sin fronteras y en el que los que lleguen a Melilla lo hagan por el placer de conocer la ciudad y no por necesidad”. Rojo insistió en su deseo de que, sino esta generación, al menos sí las futuras, vean una ciudad en la que nadie tenga que jugarse la vida a bordo de una patera en busca de una oportunidad. El vicario señaló así que espera un futuro en el que el mundo se más justo y más igualitario y todas las personas tengan lo que necesitan.
En este sentido, el vicario señaló que todavía hay muchas cosas que cambiar de “nuestra mentalidad” pero que Dios puede ayudar a que con el paso del tiempo la realidad vaya cambiando y mejorando.
La figura de San José
En un día, en el que además de la celebración melillense, también se festejaba el día del padre y de San José, el vicario quiso recordar la figura de José cómo ejemplo de la importancia que tiene que las personas ofrezcan su servicio a los demás y el valor de la sencillez. Rojo apuntó que esta festividad irrumpe en mitad de la Cuaresma, previa a la Semana Santa, para recordar cómo a veces el silencio y el cumplimiento de la voluntad de Dios, aún sin entender todo lo que manda, es el mejor ejemplo a seguir.
Así, el vicario apuntó que hay que estar al servicio de Dios y de las personas y seguir el camino marcado y dijo que tanto él mismo como el resto de autoridades que se congregaban ayer en el templo eran precisamente una representación de la importancia de ese servicio público. Rojo recordó que todos están llamados a trabajar para y por los demás y que deben hacerlo, teniendo como principales premisas, la búsqueda de la paz y el bien común y huyendo siempre de la confrontación.