Los trabajadores de los Centros de Atención Socioeducativa de Melilla han denunciado públicamente una situación que califican de “insostenible”, especialmente en la ludoteca de la Cañada de Hidum, donde aseguran que la empresa adjudicataria Alvalop ha abandonado el servicio, adeuda salarios y ha vulnerado los derechos laborales más básicos. En un comunicado urgente, el colectivo exige a la Ciudad Autónoma de Melilla que intervenga con urgencia y asuma su responsabilidad en la resolución del conflicto.
Actualmente, de los siete centros socioeducativos existentes en la ciudad, cuatro están gestionados por la empresa Alvalop. Según denuncian los empleados, esta entidad no solo ha incumplido sus obligaciones contractuales en materia laboral, sino que ha agravado la precariedad del servicio con impagos continuos y reducción ilegal de la jornada laboral. En concreto, se debe a los trabajadores una nómina completa y se han realizado pagos fuera del plazo estipulado en el convenio, que marca el abono entre el 1 y el 5 de cada mes. Además, se ha reducido de forma unilateral la jornada de trabajo establecida en los pliegos, pasando de 36,5 a 34,25 horas semanales, sin ninguna justificación legal.
El caso más grave se da en el Centro de Atención Socioeducativa de la Cañada de Hidum. Allí, Alvalop ha abandonado el servicio, dejando a sus empleados sin cobrar las nóminas correspondientes a los meses de octubre, noviembre y medio mes de diciembre. A pesar de la gravedad del asunto, los trabajadores critican que la empresa continúa operando con total impunidad, sin que las supuestas sanciones anunciadas por la Administración se hayan traducido en acciones efectivas. “Todo parece quedarse en simples amonestaciones, que en la práctica significan ‘sigan haciendo lo que les dé la gana’”, denuncian.
El pasado jueves 20 de marzo, los trabajadores se reunieron con la consejera de Políticas Sociales y Salud Pública, Randa Mohamed. Según el comunicado, la titular del área no ofreció ninguna solución concreta ante la situación de impago. Más aún, admitió que las deudas pendientes con Alvalop no han sido todavía abonadas por la propia Ciudad Autónoma, dejando al descubierto una cadena de responsabilidades compartidas entre empresa y administración. Esta declaración ha generado aún más indignación entre el personal afectado, que se siente víctima de una dejación institucional tanto por parte de la empresa como del área responsable de velar por el bienestar social y laboral en la ciudad.
Desde el Partido Popular, formación que lidera el Ejecutivo local, se ha defendido en repetidas ocasiones que estos centros son fundamentales para combatir el elevado fracaso escolar en Melilla. Sin embargo, los trabajadores consideran que el discurso institucional está vacío de contenido cuando no se acompaña de medidas reales que garanticen el funcionamiento digno del servicio y el respeto a sus derechos laborales. “¿Así es como se trata a quienes sostienen este servicio esencial?”, se preguntan en el comunicado.
Por su parte, la portavoz del Gobierno melillense, Fadela Mohatar, responsabilizó recientemente a la empresa Alvalop de los impagos, aunque reconoció que la Ciudad Autónoma también tiene pagos pendientes con la concesionaria. La situación ha generado una sensación de abandono entre los empleados, que ven cómo la falta de voluntad política y la inacción administrativa prolongan su precariedad mes tras mes.
Ante este escenario, los trabajadores reclaman a la Ciudad Autónoma que abone de inmediato los salarios adeudados y que, posteriormente, resuelva sus diferencias económicas con la empresa adjudicataria. “Los trabajadores no somos responsables de esta falta de gestión ni de las disputas administrativas. Es hora de actuar con responsabilidad y justicia. Basta de indiferencia”, concluyen en su comunicado.
Este episodio se suma a otras denuncias recientes, como la del pasado mes de febrero, cuando los empleados de las ludotecas ya calificaron de “inadmisible” la situación generada por Alvalop, advirtiendo del deterioro del servicio y de las condiciones en las que desempeñan su trabajo. A día de hoy, las reivindicaciones continúan sin respuestas ni soluciones a la vista.
