Calzado afirma que el pasado curso se escolarizó a 1.600 menores inmigrantes, pero sólo había nueve al acabar el año. Algunas familias sólo permanecen en las instalaciones una semana, según fuentes del centro
La entrada de inmigrantes a Melilla es constante. El CETI (Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes) terminó esta semana con 960 residentes tras la llegada de 68 subsaharianos el pasado jueves. Muchos de los acogidos en el CETI son niños y algunos, tal y como afirmaron este jueves los sindicatos de Educación, están sin escolarizar. La cifra de pequeños pendientes de acudir a los centros educativos, que la Junta de Personal Docente cifró en 50, es variable. Fuentes cercanas al CETI aseguraron a El Faro que es muy complicado dar un número concreto, porque los datos fluctúan constantemente. Desde la Dirección Provincial de Educación apuntaron que en cuanto reciben las listas de los menores, estos son dados de alta en los colegios.
No obstante, se trata de una realidad complicada. Los traslados a la península de los solicitantes de asilo son constantes. Todas las semanas, decenas de personas parten desde nuestra ciudad a otro punto del país. Las familias tienen prioridad en estas salidas, por lo que hay veces que ni siquiera da tiempo a inscribir a los niños en los centros educativos y en otras ocasiones, aunque son inscritos, no llegan a pisar las aulas.
El director provincial de Educación, José Manuel Calzado, asegura en declaraciones a este periódico que a lo largo del curso pasado se dieron de alta en centros educativos locales más de 1.600 alumnos procedentes del CETI.
Sin embargo, al finalizar el año sólo había nueve. Resulta por tanto difícil calcular la incidencia que tiene la entrada y salida de estos niños en las ratio de las aulas de los colegios en los que son inscritos. Entre estos centros se encuentran el Constitución, León Solá, Buen Consejo, Rusadir o Leopoldo Queipo, además del Enrique Nieto, al que acuden los residentes en La Purísima.
Traslados rápidos
La gran mayoría de estos niños permanecen muy poco tiempo en los colegios porque sus familias son trasladadas. Desde el CETI indican que hay grupos que sólo permanecen en las instalaciones una semana, por lo que resulta prácticamente imposible que los menores lleguen a ir al colegio.
Los sindicatos, por su parte, analizan la cuestión desde otra vertiente, la de la elevada ratio que hay en las aulas. Aseguran que hay clases en las que la cifra de estudiantes supera la treintena. Señalan, además, que en el caso de los niños que llegan desde el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes se encuentran con escolares con necesidades especiales, ya que necesitan apoyo porque desconocen el idioma, por ejemplo. En esas clases, los pequeños no podrán contar con refuerzos para esas necesidades.
Difícil previsión
El director provincial de Educación ya apuntaba al inicio de curso que resulta imposible prever la cifra de alumnos que van a pasar por las aulas.
Desde que se instalaron las oficinas de asilo y aumentó la llegada de familias de refugiados, se ha incrementado considerablemente la escolarización de menores extranjeros. La mayoría, apenas pasan unas semanas en los centros educativos.
Sin problemas de espacio en el CETI, a pesar de que la ocupación ronda el millar de personas
El CETI (Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes) acoge a 960 inmigrantes en estos momentos, tras la entrada de 68 subsaharianos que se produjo este jueves tras un intento de salto a la valla de más de 300. La cifra es elevada y no ha dejado de crecer en los últimos meses. No obstante, la ocupación continúa sin ser preocupante gracias a las obras de ampliación que se hicieron en el centro hace algunos meses. Fuentes del CETI afirmaron a El Faro que por ahora no se han producido problemas con la ocupación. Señalan que la situación, por el momento, es cómoda en lo que a espacios se refiere. Hay que tener en cuenta que aunque antes el CETI sólo tenía capacidad para 480 personas, ésta ahora se eleva hasta más de un millar. Tampoco está habiendo conflictividad, más allá de las pequeñas disputas que puedan producirse en el día a día. A pesar del aumento, aún quedan muy lejos las cifras que llegaron a registrarse en 2014, cuando las instalaciones acogieron a más de 2.000 personas y hubo que instalar tiendas de campaña del Ejército primero y de Cruz Roja después. Además, por el momento continúa la política de traslados semanales a la península, que hace que la situación sea más llevadera. Las familias y los solicitantes de asilo son los que tienen prioridad para viajar a otros puntos del país.