La tiroides es una glándula con forma de mariposa ubicada en la base del cuello. Produce hormonas tiroideas que regulan el metabolismo, es decir, cómo el cuerpo convierte los alimentos en energía. Los problemas de tiroides surgen cuando esta glándula produce demasiadas o muy pocas hormonas tiroideas. Las dos afecciones más comunes son el hipertiroidismo y el hipotiroidismo.
El hipertiroidismo ocurre cuando la tiroides produce demasiada hormona tiroidea. Los síntomas incluyen pérdida de peso, aumento del apetito, nerviosismo, palpitaciones y sudoración excesiva.
Por el contrario, el hipotiroidismo se produce cuando la tiroides no produce suficiente hormona tiroidea. Los síntomas incluyen fatiga, aumento de peso, piel seca, estreñimiento y sensibilidad al frío.
Alimentos importantes para la tiroides
- Selenio: apoya la conversión de T4 a T3 y protege contra el daño oxidativo. Fuentes: nueces de Brasil (con moderación), huevos, pescado y carne magra.
- Yodo: vital para la síntesis de hormonas tiroideas. Fuentes: sal yodada, algas marinas (en moderación), pescado y productos lácteos.
- Zinc: mejora la función tiroidea y apoya el sistema inmune. Fuentes: carnes magras, mariscos, y cereales integrales.
Vitamina D y B12: importantes para la inmunidad y la energía. Fuentes: pescado graso, huevos y productos fortificados.
Alimentos perjudiciales para la función tiroidea
- Gluten: puede exacerbar los síntomas de enfermedades como Hashimoto al generar respuestas autoinmunes en personas sensibles.
- Soja y derivados: inhiben la enzima tiroperoxidasa, esencial para producir hormonas tiroideas. Además, interfieren con la absorción de medicamentos como la levotiroxina.
- Exceso de yodo: aunque el yodo es esencial, un exceso puede ser perjudicial, especialmente en enfermedades como Hashimoto.