Escuché con atención la entrevista realizada el pasado jueves por RTVE Melilla, desde el aula 10 de la UNED, a la señora Moh, a la sazón, delegada del Gobierno en Melilla y mi primera reacción fue publicar en “X” (antes Twitter) un nada educado exabrupto de lo que me arrepiento y por el que le pido disculpas públicamente lo haya podido leer o no, porque me tiene bloqueado en su cuenta personal.
Pasado ese primer momento de indignación y consiguiente salida de tono he pensado que lo que debía hacer es comentar y rebatir públicamente cada una de sus frases porque esta señora, o dice lo contrario de lo que sabe con intención de engañar, o no sabe lo que dice y repite como papagayo lo que le mandan decir. Y no sé lo que es peor dado el cargo que ostenta.
La única verdad que dijo en toda la entrevista es que muchos melillenses -muchísimos, diría yo- pensamos que se ha tardado -y se sigue tardando mucho, añado yo- en la reapertura de la aduana comercial. Ya dije allá por septiembre de 2018 que la reapertura de la misma no iba a solucionar o compensar el bloqueo y la desaparición del comercio fronterizo tal y como se venía desarrollando desde hacía decenas de años -con el consentimiento implícito o explícito de nuestros vecinos- pero que no se debería consentir por España este atropello y “no es por el huevo, sino por el fuero” pues la dignidad de nuestro país debería estar por encima de todo. Dignidad que no ha mostrado nuestro Gobierno en estos más de seis años. Más bien, todo lo contrario: continua “bajada de pantalones” a cambio de nada.
Vuelve a repetir la Sra. Moh que las famosas “pruebas” del funcionamiento de la aduana comercial exigidas por Marruecos eran necesarias. Dice que había que hacer las pruebas para ver si fallaba algo y, si hacía falta, mejorar lo que fallaba. Y lo dice sin que se le caiga la cara de la vergüenza porque ella dispone de un informe solicitado a la Dependencia de Aduanas de Melilla en septiembre de 2018 de cómo se había venido funcionando sin problema alguno en esta aduana durante muchos años y del número de importaciones, exportaciones y tránsitos autorizados a través de la misma. ¿Qué necesidad había de hacer pruebas en la aduana de Melilla? ¿Cómo se atreve a reiterar que eran necesarias? Al menos, no en la de Melilla. Aquí puede estar una de las claves de la mala gestión del Ministerio de Exteriores: han dejado después de seis años de inacción que Marruecos equipare la reapertura de nuestra aduana con la creación de una nueva aduana en Ceuta. Sus diplomáticos sí que “saben manera” …
El dotar a la frontera de los recursos y medios necesarios del siglo XXI -como dice ella- nada tiene ver con la aduana comercial cuyo funcionamiento ya era de este siglo como lo era en el XX e, incluso, a finales del XIX. No se ha hecho mejora alguna en adecuar -si fuera necesario- el actual recinto aduanero, ni se ha aprobado ni colocada la primera piedra del Puesto de Control Fronterizo (antaño, PIF) al que estamos obligados por la UE desde diciembre de 2020, sea en la frontera o sea en el Puerto. Por cierto, el local que se está adecuando en el Tinglado 5 del Puerto o el del particular en las antiguas instalaciones de la piscifactoría, no son para que se autorice el necesario PCF para poder importar productos de origen animal destinados al consumo humano. Se sacarán de la manga alguna figura administrativa para salir del paso.
Lo que dice sobre que Marruecos está esperando solucionar cuestiones técnicas es otra milonga. Marruecos -al igual que España- aplica en todas sus aduanas una legislación y unos procedimientos perfectamente establecidos y operativos, incluso en la de Beni-Enzar. Y no hay nada “técnico” que solucionar y mucho menos aceptar que se vaya aplicar en la de Melilla una normativa específica, tal y como dejó entrever el propio ministro en una de sus últimas “simpáticas” intervenciones.
En el régimen de viajeros -al que, por cierto, la Sra. Moh no ha hecho referencia alguna en la entrevista que he visto- Marruecos sí que está aplicando a los procedentes de Melilla y Ceuta una norma completamente distinta a la que aplica al resto de los ciudadanos que entran por sus puertos y aeropuertos: no dejan pasar ni un danone… Y el Gobierno de España –“mutatis mutandis”- sigue sin elevar una queja a la UE por el trato discriminatorio que sufrimos los ciudadanos comunitarios si entramos en Marruecos por Melilla o Ceuta.
El cierre completo de fronteras durante la pandemia -al que se refiere la Sra. Moh- solo duró los primeros momentos en lo relativo al tráfico de mercancías entre España y Marruecos a través de las aduanas peninsulares. Es más, a primeros de abril del 2020 se adoptó un Protocolo específico entre los Ministerios de Transporte de ambos países para facilitar el transporte de mercancías desde/hacia Marruecos. En cambio, el único punto que se ha cumplido de los 16 pactados en Rabat el año 2022 ha sido la reactivación inmediata del transporte marítimo de pasajeros desde puertos españoles para satisfacer las necesidades de la operación “Marhaba” (la conocida OPE) pero del resto de los puntos acordados y, en concreto, del restablecimiento del paso de mercancías a través de la frontera terrestre: “walo”, como dicen algunos de mis paisanos.
A la vista de mis comentarios, ya deciden ustedes si la titular de la Delegación de Gobierno en Melilla sigue mintiendo una y otra vez respecto a la reapertura de la aduana comercial y otros temas o es que no se entera de la realidad. En ambos casos, pienso que su gestión al frente de la misma está siendo muy perjudicial para los intereses de los melillenses.
En estos seis años y pico ha sido incapaz de solucionar o, al menos, proponer las soluciones a los muchos problemas que nos afectan: carestía de los transportes de personas y mercancías, respuesta efectiva a las demandas de los sanitarios de Melilla, limitaciones a la mejora de la conectividad aérea (pista corta y nubes bajas), pérdida de los recursos disponibles para la formación de los desempleados (más de 6 millones de euros) o los 11 millones para la puesta en marcha de los famosos y poco efectivos planes de empleo (pan para hoy…), escasa cesión de terrenos militares para construir viviendas sociales o facilitar la posible ganancia al mar -como hacen los “llanitos”- para destinarlos a otras instalaciones necesarias, pérdida de la bonificación en las cuotas de la Seg. social que disfrutábamos desde 2004 y otras tantas cuestiones que dependen del Gobierno al que ella representa en la Ciudad.
Está claro que no nos merecemos a una delegada del Gobierno que nos mienta (como disculpa, podrá alegar que lo ha aprendido de su jefe) y que sea una incompetente gestora. Ambas cosas la descalifican para seguir al frente de esa responsabilidad. Los alumnos del Conservatorio y muchos de nosotros nos alegraríamos de que volviese a dar clases de música cuanto antes.