Cáritas Interparroquial en Melilla, una institución crucial en el auxilio a los más vapuleados y afectados por la actual crisis económica, presentó ayer su informe 2010, con interesantes datos relativos al perfil de peticionarios de ayuda que acuden a su sede de Roberto Cano.
Según subrayó el vicario episcopal, Juan Manuel Barreiro, sólo el 12,45% de parados que solicitan ayudas, piden que se les busque un empleo. O los parados tienen muy poca fe en encontrar trabajo, y ni se molestan en reclamarlo, o desgraciadamente se anda creando un tejido social asistido por la beneficiencia y las ayudas sociales, que al final se conforma y prefiere ese tipo de asistencia que la posibilidad de trabajar para ingresar prácticamente lo mismo con un empleo de escasa remuneración en condiciones de mayor esfuerzo y encorsetamiento horario.
El Estado del Bienestar, tan en peligro, no puede en ningún caso asimilarse principalmente a una política de subsidiación para parados o necesitados. Hay que fomentar el trabajo por encima de cualquier tipo de subsidio, sin menoscabar la dignidad exigible a todo empleo, pero con la consideeración de que muchos puestos no pueden tener remuneraciones económicas muy por encima de los subsidios que actualmente se andan pagando a las capas más desfavorecidas.
Cáritas Inerparroquial en su condición de institución católica no discrimina y de hecho atiende en su mayoría a melillenses de confesión no cristiana. Su labor es encomiable y debería despertar nuestras conciencias para otorgarle un mayor apoyo.