El apedreamiento de la COA viene siendo un hecho recurrente cada cierto tiempo y en las últimas semanas se ha producido en dos ocasiones, ambas concretamente en la línea 6 que conecta el centro de la ciudad con la Cañada de Hidum, uno de los barrios periféricos más deprimidos de Melilla. Por ahora, esos ataques a los autobuses solo han causado daños en las lunas del vehículo, pero se teme que puedan ocasionar problemas mucho mayores en el caso de que afecten al conductor o a alguno de los pasajeros.
Cada apedreamiento se responde desde la COA con una suspensión del servicio en esa línea, una situación que afecta muy negativamente a la barriada de destino, sobre todo entre las personas mayores, que son las que más usan el transporte público.
De nada han servido los llamamientos realizados por el presidente de la asociación Entre todos la Cañada, Yunnes Bennasar, y por el consejero de Medio Ambiente y Naturaleza, Daniel Ventura, para que los autores de esas peligrosas fechorías depongan su actitud. Se ha pedido por activa y por pasiva que se conciencie a los vecinos del barrio y a los jóvenes sobre la necesidad de controlar a esos elementos violentos. Sin embargo, por ahora, nada ha tenido efecto.
Lo bueno es que un ciudadano, que vio en primera persona el último apedreamiento, ha decidido plantarse en la Guardia Civil y realizar una denuncia. Nunca antes había ocurrido nada semejante. Este hombre conoce al chico que tiró la piedra que impactó y destrozó la luna del autobús, y en una actitud ejemplar ha planteado el tema ante las autoridades competentes.
El señor en cuestión, que se merece todo el reconocimiento por su acción valiente y decidida, relató a El Faro cómo el muchacho que tiró la piedra se encontraba junto a otros jóvenes en la confluencia de la cuesta de La Peseta con la Pista de Carros. Justo entonces pasó la COA que se llevó el golpe causado por la piedra. La cosa es que se trataba de adolescentes no mayores de 15 años que, si bien saben lo que hacen, no son conscientes del daño que causan a sus propios vecinos; o, si lo saben, les da igual.
Está claro que estas acciones delictivas son protagonizadas por menores y viene siendo así desde hace años. La gente en la Cañada sabe perfectamente quiénes son, a qué familia pertenecen, pero hasta ahora no habían hecho absolutamente nada por plantear el conflicto ante quienes tienen las competencias para investigar y, en su caso, llevar a los autores ante la Fiscalía para que se tomen medidas.
Y hay que actuar desde los poderes públicos para reprimir este tipo de actitudes violentas, que pueden desembocar en cuestiones muy graves. De herir al conductor, el autobús puede quedar sin control, lo cual pondría en riesgo la integridad física de todos sus ocupantes. Si la piedra impacta contra cualquier pasajero, el daño puede ser importante y no olvidemos, en ese sentido, que estamos hablando en su mayoría de personas de edad.
Por eso es importante que este asunto denunciado ante la Guardia Civil se lleve a término, que se identifiquen los autores del delito y que actúe la Justicia de un modo ejemplar. Ya que la educación en casa de estos infractores brilla por su ausencia, al menos que otros se lo piensen antes de tirar las piedras.
Es un primer paso y es de digno de elogio
Y demuestra que muchos vecinos de la Cañada están hartos de esos vecinitos tan peculiares
Es una pena que los vecinos deban sufrir a estos sujetos y encima el día menos pensado pueda ocurrir una tragedia por sus actos vandálicos e irracionales
Dónde se ha visto que la "denuncia" de un particular....sea la solución a un problema de bien común!!!
Melilla, una ciudad ejemplar!!