El calor veraniego no sólo trastoca los hábitos de los ciudadanos melillenses, sino que también altera su consumo energético. El estío es la época del año en la que se alcanzan los picos máximos de consumo eléctrico en la ciudad. Pese a que muchas personas se marchan de la ciudad y más empresas y negocios bajan el ritmo, sino cierran por vacaciones, el consumo se dispara, lo que da una idea del uso de los aparatos de climatización en los hogares y negocios de la ciudad autónoma.
El 19 de julio del año pasado, Melilla alcanzó el pico histórico de consumo eléctrico, con una demanda máxima de 43,087 megawatios (MW), superando el récord anterior registrado tan solo una semana antes, que había sido de 41,25 MW. No obstante, esas cifras coincidieron el registro de temperaturas extremadamente altas en la ciudad, las cuales llegaron a los 40 grados.
El consumo del aire acondicionado es fundamental para aliviar los rigores del calor. Sin embargo, el consumo de este aparto supone un incremento más que notable en el consumo de electricidad en los hogares.
Son varios los especialistas que han destacado que este fenómeno climático extremo es parte de una tendencia más amplia de calentamiento global y que, desafortunadamente, los episodios de altas temperaturas podrían volverse más frecuentes e intensos en los próximos años.
En declaraciones a El Faro, el subdirector de la empresa local de energía Gaselec, Victor Manuel Sánchez, manifestó que, pese a no disponer aún de datos concretos, aún no se ha superado la demanda máxima de energía del año pasado.
Sin embargo, Sánchez anunció que la demanda ha crecido un 15 % en estos meses respecto a primavera. "El crecimiento se nota y es bastante importante".
No sólo en verano, puesto que el invierno también es una estación en la que el consumo se dispara. Sin embargo, el invierno tiene una duración más corta en Melilla, por lo que el gasto es más reducido que en otras épocas del año.