Cuando Emilio Naranjo, fotógrafo de la Agencia EFE, presionó ayer el disparador de su cámara, captó en una cien milésima de segundo el momento político de un presidente que se acerca a su fin. José Luis Rodríguez Zapatero, líder de los socialistas españoles, viene siendo el principal actor de la escena política nacional desde su llegada a La Moncloa allá por el año 2004. Desde entonces, y sobre todo en la segunda legislatura, su protagonismo político ha ido disminuyendo de manera constante y a pasos cada vez más agigantados. El presidente se ha empequeñecido hasta quedar reducido a la imagen que podemos ver hoy en nuestra portada: un personaje diminuto, en total soledad, en medio de la sala de prensa del Palacio de La Moncloa, donde cada viernes el portavoz del Ejecutivo explica los acuerdos del Consejo de Gobierno.
El 20 de noviembre, una fecha que dará para muchos juegos de palabras y ejercicios de demagogia, el PSOE se presentará ante unos electores que no parecen aún satisfechos con el castigo del 22M y desean continuar con el escarmiento. A partir de esa fecha, después de las comicios, Zapatero desaparecerá de la escena política sin que nadie o muy pocos le echen de menos, pero su herencia continuará a lo largo de los años. Cogerán el testigo Alfredo Pérez Rubalcaba o, probablemente, Mariano Rajoy. Sobre ellos recaerá el peso de dar la vuelta a una complicada situación económica. Los objetivos de las cámaras se girarán hacia uno de los dos. Al poco de alcanzar el poder ocuparán todo el espacio en las fotografías porque los españoles habrán depositado sobre uno de ellos sus esperanzas para salir de la crisis. El tiempo y las fotos nos dirán si la salida del túnel está cerca o seguimos en el pozo.