Cientos de personas arroparon anoche a Nuestro Padre Jesús Nazareno en su Dulce Nombre y a Nuestra Señora María Santísima de los Dolores, más conocida como la Virgen de las Lágrimas, por las calles de Melilla durante su recorrido procesional del Miércoles Santo.
En la Cofradía del Nazareno el Miércoles Santo comienza mucho antes de su salida procesional. A las doce de la noche se encienden las velas de la Virgen de las Lágrimas en un emotivo acto donde la cera derretida de cada vela se convierte en una lágrima de cera y luz, que se transforma en una oración a la Madre del Nazareno. Horas después, por la tarde, un tumulto de personas comienza a arremolinarse a los alrededores de la plaza de toros, cogiendo los mejores sitios para ver salir al Nazareno y a la Virgen.
Sobre las ocho y cuarto de la tarde se abrieron las puertas de la Mezquita del Toreo y se dejó ver Nuestro Padre Jesús Nazareno. Con impecable puntualidad, la cruz de guía inició el cortejo procesional seguido de nazarenos, mantillas y otras autoridades de la hermandad.
Tras bajar la escalinata con sumo cuidado y cariño, la Agrupación Musical del Nazareno comenzó a entonar las primeras notas del himno nacional y el público estalló en aplausos.
Durante el recorrido, el Tercio Gran Capitán 1º de la Legión rindió honores al Nazareno.
Minutos más tarde la Virgen de las Lágrimas, que esperaba la salida del Nazareno, inició su estación de penitencia a paso solemne. Poco se escuchaba cuando la Virgen recorría las calles; la gente contemplaba su belleza con fervor y en el eco de la noche sonaba el repicar de las campanillas del palio y las órdenes del capataz, que animaba a los costaleros a sentir el honor de llevar a María Santísima de los Dolores en su costado.
Con el bamboleo de su túnica, el Nazareno parece cobrar vida y caminar ante la devota mirada de los cientos de melillenses que le acompañaron en esta noche de Miércoles Santo. Así caminó el Señor por la calle Luis Sotomayor y, dado que la calle General Marina está en obras, giró por O’Donnel en una impresionante ‘revirá’. Siguió por el centro con majestuosidad hasta llegar a la avenida Juan Carlos Rey I. Allí le esperaban otros cientos de personas, repartidos a lo largo y ancho de la calle.
En la tribuna oficial le esperaban el vicario episcopal de Melilla, Eduardo Resa, el presidente de la Agrupación de Cofradías, Gregorio Castillo, y miembros de otras Cofradías. Resa le dedicó al Nazareno una emotiva oración, tras la que los portadores levantaron al Señor hasta el cielo. De esta manera, la procesión continuó su marcha. Una vez en la Plaza de los Héroes de España, el cortejo procesional inició su vuelta hasta la plaza de toros. Lo hizo recorriendo las calles General O’Donnel, Castillejos, Luis de Sotomayor, Plaza Velázquez, Querol y Millán Astray, hasta encerrarse en la Mezquita del Toreo pasadas las una y media de la madrugada.
Pese a un Domingo de Ramos que estuvo salpicado por la lluvia y la calima, la meteorología está respetando a la Semana Santa de Melilla. Una suerte que, por desgracia, no están teniendo otros territorios donde predomina el mal tiempo y las Cofradías no están realizando su estación de penitencia este año.