<Si la neutralidad sigo, a andar solo me condeno, porque el neutral nunca es bueno, para amigo o enemigo.>
Calderón de la Barca
Anticipándonos al 8 de septiembre de 2025, en que celebraremos el Centenario del desembarco hispanofrancés en la Bahía de Alhucemas, publicaremos una serie de artículos en relación a fondos archivísticos de personajes y de hechos relacionados con esta efemérides.
Ya en el año 1911, un año antes de la firma del Tratado de Fez entre Francia y el Sultán de Marruecos y del posterior Tratado ese mismo año entre España y Francia para la determinación de las zonas de responsabilidad del Protectorado y puesta en marcha del mismo, ya se había esbozado un desembarco en Alhucemas que no se materializó.
En 1913, siendo Comandante General de Melilla el General Gómez Jordana, se planificó otro desembarco que se abortó ante el naufragio del Cañonero Concha en aguas de Bocoya, - cábila vecina a la de Beni Urriaguel - y el secuestro de once de sus tripulantes. Además, en la zona Oriental el rebelde El Raisuni había atacado Laucién, en el valle del río Wad Ras. El momento no era oportuno para inseguras aventuras.
Al tiempo, varias facciones y familias, se disputaban el liderazgo en Beni Urriaguel. Ésta era la cábila más importante en el corazón del Rif, situada en la bahía de Alhucemas o de los creyentes, en la llamada Costa de Hierro, de altos escarpados. Y en la bahía, como flotando al pairo, como un barquito, el peñón de Alhucemas, de soberanía española desde 1673.
La zona, según palabras del Residente General francés en Marruecos, General Liautey, era un auténtico avispero. Los rifeños eran hombres belicosos, enemigos de lo foráneo, amantes de sus tradiciones y que veían como muy lejana y remota la autoridad del Sultán. Su más preciado patrimonio era su fusil y su caballo y practicaban agricultura y ganadería prácticamente de propia subsistencia. Beni Urriaguel era la cábila sin duda más notable y en caso de llamada a Harka (Unidad de combate) podía poner en armas a casi 25.000 efectivos.
En esas circunstancias, una de las familias en pugna por encabezar la autoridad en la zona era la de los Abd el Krim. Éstos habían tomado partido por España, y por ésta se encontraban pensionados y protegidos. Esto les llevó a no pocos disgustos con sus vecinos, como el de sufrir el incendio de sus propiedades en Axdir.
Gran parte de la correspondencia de los Abd el Krim con las autoridades españolas se encuentra en el Archivo General Militar de Madrid.
En ese momento estalla en Europa la Primera Guerra Mundial y España se mantiene neutral en el conflicto. Esa neutralidad le pudiera haber traído destacados beneficios como el de poder arrancar la revolución industrial en un país eminentemente rural y dar un importante impulso a su mermada economía. Para ello era necesario materializar esa neutralidad y, en lo que respecta al Protectorado en Marruecos, implicaba desechar la acción militar y optar por la acción política para obtener la sumisión de las cábilas y la completa pacificación del mismo.
Y del tema que nos ocupa destacaremos dos puntos a considerar, por una parte el llamado <<síndrome de Galiípoli>> que hizo en esos tiempos desechar cualquier desembarco tras el tremendo fracaso del Reino Unido en la operación que había llevado a cabo en esta península del estrecho de los Dardanelos. Por otra, el nombramiento como Comandante General de Melilla del General de División don Luis Aizpuru Modéjar que, relevando al general Gómez Jordana nombrado Alto Comisario de España en Marruecos, se dispuso a mantener la postura de no beligerancia, empeñándose prácticamente a la acción política.
El General Aizpuru (La Coruña 05 de noviembre de 1857) había ingresado en la Academia de Infantería en 1872 alcanzando en 1876 el grado de capitán como consecuencia de la acción de Montejurra en la Tercera Guerra carlista. Participó ya de comandante, en 1895, en la Guerra de Cuba hasta la finalización de esta campaña. Llega por primera vez a Melilla en 1905 a mandar un batallón del Regimiento de Infantería Melilla nº 59, con el que realizó una incursión en 1908 desde Quebdana al Zoco el Arbaá.
El 21 de abril se encontraba al mando de la Brigada Disciplinaria. Ocupando y fortificando el 9 de Julio Sidi Hamed el Hach y el día 23, forma parte de la columna de rescate que acude en socorro de Sidi Musa sin evitar la muerte del coronel Álvarez Cabrera. Participó en septiembre en la toma del pico Basbel en el Gurugú, dentro de la columna del general Arizón, por la que es promovido al empleo de coronel dándosele el mando del Regimiento África nº 68. En 1911, en la llamada Campaña del Kert. Intervino en la acción de Izarrora, una de las más duras de la campaña, siendo ascendido al empleo de general de Brigada y quedando al mando de la Segunda Brigada de la División Orgánica de Melilla. Nuevamente fue ascendido por méritos en la ocupación del puente de Sidi Sadik y operaciones en la llanura del Garet y Montes Ziata. En junio de 1915 se hace cargo del mando de la Comandancia General de Melilla.
La postura de neutralidad española iba a traer problemas en el Protectorado y concretamente en la zona Oriental bajo su responsabilidad.
La familia Abd el Krim fue presionada por los Imperios alemán y otomano para tomar partido en su causa y levantar el Protectorado francés. Advertida España de estas maniobras por las autoridades francesas, no se vió otra opción que apresar en el Fuerte de Rostrgordo a Mohamed Ben Abd el Krim, primogénito de la familia. Como consecuencia de ello, ya en 1918, los Abd el Krim rompen definitivamente con España llamando el cabeza de familia a sus hijos para retornar Axdir. Por un lado Mohamed desde Melilla, por otro M ‘Hamed desde la península donde terminaba sus estudios de Magisterio e iba a comenzar la carrera de Ingeniería de Minas.
La idea de independizar el Rif de Marruecos y enfrentarse a las fuerzas españolas, ya estaba plenamente germinada con las tristes consecuencias que llevarían al levantamiento de todas las cábilas de la zona Oriental en 1921 y a la proclamación de la República Rifeña.
En este Archivo Intermedio Militar, se encuentra copia de la Hoja de Servicios del General Aizpuru y desde esta columna, se invita a los amantes de la Historia a indagar y formarse su propio punto de vista sobre las actuaciones previas a la consumación del Desembarco de Alhucemas, siendo recomendada la lectura de la obra <<En torno a Annual>> de Julio Albi de la Cuesta que podrá encontrar en la Biblioteca Militar de Melilla, así como la biografía del General Aizpuru en Luis Aizpuru Mondéjar | Real Academia de la Historia (rah.es)