Las oficinas de bancos y cajas de ahorros de Melilla han amanecido este lunes por la mañana cerradas y con amplios grupos de población esperando afuera con desconcierto ante la falta de información, aunque en algunos sitios aparecía un cartel donde se podía leer “paro parcial de 8:00 a 10:00 el 26 de febrero”.
Se trata de un movimiento a nivel nacional organizado en diversas ciudades españolas por los sindicatos CCOO, UGT y FINE para exigir a las entidades del sector financiero incrementos salariales acordes con los beneficios y, en general, medidas que mejoren el clima laboral.
"Exigimos a las cúpulas directivas de un sector que ha batido todos sus récord de beneficios, y que sigue incrementando sus dividendos y los sueldos de sus cúpulas, que revierta esos beneficios en quienes los hacen posible: con incrementos salariales justos, para recuperar el poder adquisitivo perdido, con medidas que mejoren un insostenible clima laboral, marcado por la presión comercial, las cargas de trabajo y el impacto sobre la salud, y con dotaciones adecuadas de plantilla para poder prestar un servicio de calidad a la clientela", han pedido los tres sindicatos en un comunicado conjunto.
Ante el “inmovilismo” de las patronales, los sindicatos han comenzado una serie de acciones que culminarán con una huelga de 24 horas el próximo día 22 de marzo, coincidiendo con las juntas de accionistas de CaixaBank y Banco de Santander.
A la espera de ver qué sucede ese día, este lunes la gente no tenía muy claro el motivo del cierre, ni a qué hora iban a abrir las sucursales, ni si el cierre afectaba a todos los bancos o sólo al suyo.
En La Caixa de la Avenida Juan Carlos I Rey, un hombre necesitaba recoger un justificante para llevarlo en su cita en el Instituto del Mayor y Servicios Sociales (Imserso). Llegó a la oficina a las 7:30 horas y, al ver que no abría a su hora, se fue a la que se encuentra en el Paseo Marítimo Rafael Ginel, también cerrada y donde, sólo al final, vio el cartel informativo, por lo que regresó a la Avenida. Eran las 10 en esos momentos y aún no había abierto la sucursal.
Cuando abrió, peleas, discusiones, empujones y gritos por entrar fruto de la desesperación. Una chica dijo que “por lo menos podrían haber puesto el cartelito”.
Goirigolzarri, Botín, Vila, Rato, el PP, y el conjunto del estado Español, La Pura y La Puta mafia. Los dividendos no llegarán en la vida al empleado explotado. Y el jodido contribuyente a seguir jodiendose y pagando el rescate de estos chiringuitos y el tren de vida de sus comités ejecutivos. Empiezo incluso a entender a los que arrancan cajeros con excavadoras a lo Robin Hud, o a Sanchez Gordillo, el de Marinaleda. No hay más que ser un HP para ser el más Hijo de P... Con el impuesto a ésta manada de sin vergüenzas el ejecutivo se ha quedao corto. Devolución inmediata de los 96.000 millones (hasta donde nos cuentan) del rescate a la puta mafia.