Melilla La Vieja rebosa de vida de otros siglos con el objetivo de sorprender y entretener a los melillenses.
No hay duda de que el Mercado Medieval toma vida pasadas las 18:00 horas. Por la mañana, únicamente los más atrevidos, desafiando las altas temperaturas, osan viajar en el tiempo entre las murallas de Melilla La Vieja, eso sí, para disfrutar del buen comer. Una vez el sol se acuesta, la vida resurge en la ciudadela y sus calles se llenan de olores, colores y música.
En la plaza Santa Ana, el arte de la cetrería sigue llamando la atención de pequeños y mayores con águilas y búhos de espectacular mirada. Muy cerca de allí el grupo marroquí, procedente de Granada, Alfolk deleitó una y otra vez al público asistente con la gracia y el arte de su bailarina, que no dudó ayer en compartir escenario con la pitón albina de ‘El Indio’. Sus peculiares mascotas son otro de los atractivos de este Mercado Medieval melillense.
Ya en la plaza de Pedro de Estopiñán, el grupo teatral francés ‘Entre’act’ mostró todo su repertorio con atrevidas acrobacias, desafiando la gravedad, así como el habilidoso duende con el juego de los diábolos.
Gritos y exclamaciones de diversa índole se pueden escuchar también en este mercado procedentes de la plaza de los Aljibes. La explicación es clara: es el fakir, que venido desde Israel, mostró a su público todas sus extravagantes habilidades como andar sobre cristales o convertir su espalda en una diana improvisada donde lanzar los dardos.
El torneo de caballos, un día más, congregó a la mayor parte del público en la plaza de las Culturas y que hoy ofrecerá su última función a las 21:30 horas.