Nazarenos, espárragos y jacintos
Entre las muchas plantas estacionales que florecen en primavera en Melilla hay una muy peculiar, el nazareno o hierba del querer (Leopoldia comosa).
El nazareno se llama así por el curioso color morado de su flor, similar al de las vestiduras de los nazarenos de Semana Santa. Sin embargo el nombre científico que identifica a la especie, comosa, se refiere a otra característica de esta flor, su forma de candelabro, concretamente de candelabro judío.
Los nazarenos son parientes de las esparragueras, pues pertenecen como éstas a la familia Asparagaceae. Tiene un bulbo de un curioso color rosado o púrpura, y es comestible, lo que no resulta raro si tenemos en cuenta que está dentro de la familia que agrupa otras plantas con bulbos comestibles, como los Allium (ajos, cebollas), aunque su parentesco es más cercano con los Hyacinthus (jacintos).
Refugiado en la ZEC del Nano
Suele crecer en los prados frescos y en los pastizales y es bastante común en las zonas rurales de los alrededores de Melilla. Dentro de los límites de la ciudad se ha vuelto muy escaso, debido a la profunda transformación que han sufrido los terrenos de las antiguas huertas, que han pasado a ser almacenes de áridos y maquinaria pesada o escombreras en el mejor de los casos.
El gran deterioro ambiental de las antiguas tierras de labranza se refleja en las especies que ahora ocupan los pocos terrenos libres que quedan; las invasoras como el gandul (Nicotiana glauca) o el ricino (Ricinus comunis), mejor adaptadas a las tierras acidificadas y las escombreras, han desplazado a nuestra flora autóctona en gran parte del territorio.
El último tramo del barranco del Nano, que está fuera de los límites del espacio protegido, es un buen lugar para encontrar los primeros nazarenos florecidos, pues reúne las condiciones idóneas para esta especie.
Es una zona que comienza en la convergencia del Nano con el arroyo Tigorfaten y describe una media luna hasta que el cauce penetra otra vez en Marruecos, justo a la altura del paso fronterizo de Mariguari.
La integración de esta bonita zona en la ZEC (Zona de Especial Protección) del Nano es una vieja reivindicación de Guelaya, por los valores naturales y paisajísticos que posee, pero por ahora carece de dicha protección legal. En este lugar, los márgenes del Nano tienen un suelo bastante profundo, que no hace mucho albergaba fértiles huertas, y las paredes del barranco forman una umbría muy propicia para la vegetación.
Es el lugar perfecto para los nazarenos y otras muchas especies que no podemos encontrar en la parte alta del barranco, más árida y expuesta al sol y al viento.
El afrodisíaco de los romanos
Otro de los nombres con el que se conoce al nazareno, el de “hierba del querer”, alude a sus virtudes afrodisíacas aprovechadas ya en la antigüedad, aunque tiene otras muchas propiedades medicinales que otorgan un puesto al nazareno dentro de la farmacopea tradicional.
Para conseguir los efectos deseados se solía consumir su bulbo o dejarlo secar y machacarlo una vez seco hasta convertirlo en un polvo, que luego se añadía al agua caliente para tomarlo como infusión. En el Dioscórides se mencionan estas propiedades, y también menciona que su uso excesivo puede ser perjudicial para los nervios.
Se conoce su uso por los romanos, aunque al parecer se extendió a Roma desde las colonias norteafricanas, donde se aprovechaban las virtudes de esta planta de forma tradicional desde muchos siglos antes de la colonización. En los domus de la Roma metropolitana solía haber un frasco con bulbos secos de nazareno, siempre dispuesto para su consumo cuando surgiera la ocasión, lo que nos da idea de la importancia que le daba el pueblo romano a la salud sexual y la confianza que mostraban en las propiedades afrodisíacas del nazareno.