Esta iniciativa, en la que participaron representantes de todas las comunidades religiosas, pone de manifiesto las coincidencias en el número de valores de esta etapa.
Una de las conclusiones del taller de trabajo ‘La atención sanitaria al final de la vida en la Ciudad Autónoma de Melilla’, celebrado la pasada semana en el salón de actos del IV Centro de Salud de Melilla fue la necesidad de la implicación de toda la ciudadanía en este tipo de debates, y por otro, el elevado número de valoren que unen a todas las comunidades que tomaron parte en este talles.
Así, según explicó el Ingesa en un comunicado de prensa, entre los resultados de este encuentro cabe destacar que, en este escenario del final de la vida son muchos los espacios compartidos.
Entre ellos se destaca, como elementos que se han singularizado en esta jornada, el respeto a la dignidad de la persona en el proceso de la muerte; la posibilidad de poder acceder a cuidados paliativos; la oportunidad de dejar recogido en un documento de ‘instrucciones previas’ nuestras expectativas en los últimos momentos si nos encontramos en situación de incapacidad; contar con profesionales cualificados y; tener la posibilidad de acompañamiento espiritual.
En el taller de trabajo ‘La atención sanitaria al final de la vida en la Ciudad Autónoma de Melilla’ tomaron parte como, ‘informadores claves’, representantes de comunidades religiosas, asociaciones y profesionales sanitarios, con el objetivo de explorar las creencias, actitudes y preferencias de la ciudadanía melillense en relación con la atención sanitaria al final de la vida, especialmente en las vinculadas a las ‘instrucciones previas’ y los cuidados paliativos.
En el acto inaugural intervinieron el gerente del Área de Salud de Melilla, José Esteban Sánchez de Beláustegui; el director territorial del Instituto Nacional de Gestión Sanitaria, Antonio García Morillo y; la subdirectora de Atención Especializada, Antonia Vázquez.
Sánchez de Beláustegui, tras agradecer la asistencia de todos los participantes, destacó la importancia del tema a tratar en la jornada y lo necesario de la implicación de toda la ciudadanía en el debate.
Por su parte, García Morillo expresó el deseo de que los participantes mostraran sus inquietudes y dudas para ser resueltas por el coordinador del taller, Pablo Simón Lorda, y felicitó al equipo directivo por el interés, valentía y trabajo para abordar un tema tan “sensible”.
Por último, Antonia Vázquez, tras realizar un análisis histórico y de situación sobre el tema, expuso las líneas de trabajo del encuentro.
En el transcurso de la jornada se debatió sobre aspectos relacionados con la atención a los pacientes en el final de la vida en un grupo configurado por líderes de la pluralidad de comunidades religiosas, representantes de asociaciones de pacientes, profesionales con una especial relación con la atención sanitaria en estas situaciones y responsables de Ingesa y de la Ciudad Autónoma.
Entre las líneas estratégicas que se han propuesto para dar respuesta a estas expectativas se destacan: La formación e información a los profesionales y a la ciudadanía sobre los aspectos bioéticos del final de la vida; facilitar el diálogo interconfesional; garantizar el respeto a la dignidad de las personas en la atención sanitaria al final de la vida (dando a conocer las ‘instrucciones previas’); y ampliar la cobertura actual de cuidados paliativos.
Primer paso
Este encuentro ha sido el primer paso que se ha dado en este sentido y, debido al éxito alcanzado, se planifican otros encuentros posteriores para una mejor comunicación y conocimiento mutuo sobre los diferentes puntos de vista en el abordaje de varios aspectos de la atención sanitaria al final de la vida.
¿Qué son las instrucciones previas?
Las ‘instrucciones previas’, conocidas también como ‘voluntades anticipadas’, son documentos escritos en los que el paciente expresa sus deseos o preferencias de tratamiento para que, en el caso de volverse incapaz, otra persona las tome por él atendiendo a lo que él ha decidido. En España la normativa básica sobre la autonomía del paciente y de derechos y obligaciones en materia de información y documentación clínica, vigente desde 2003, regula las ‘instrucciones previas’ pero existen diferencias en el desarrollo de ésta en las distintas Comunidades Autónomas.