{jathumbnail crop="undefined" /}Un sonoro ‘Viva España’ puso la nota final a la interpretación del himno de España, que junto al Himno de Melilla pusieron el colofón a la gala oficial e inaugural del nuevo teatro de nuestra ciudad. A las once en punto de la noche de ayer acabó la gala inaugural del nuevo y gran Teatro Kursaal. Durante casi tres horas, los responsables de su organización combinaron desde el detalle del proyecto que se ha realizado y su valor para Melilla y el mundo de la cultura, como la importancia misma del teatro para el desarrollo cultural de la sociedad.
La periodista de TVM, Fadela Mohatar, ejerció de maestra de ceremonias, y los actores Paco Gámez, Fran Bravo, Blanca Marsillach y Alejandro Torray, como intervinientes que, en sus distintos estilos, se centraron tanto en el nuevo Kursaal como en la valía del teatro para servir de reflexión a los ciudadanos.
Los momentos más álgidos de la velada corrieron a cargo de la Orquesta y Coro Ciudad de Melilla, que hicieron posible un concierto variado, en el que se mezclaron piezas contemporáneas como la de la Guerra de las Galaxias, con populares composiciones de Zarzuela u Ópera.
Destacaron una vez más el tenor melillense Sebastián Alarcón y la soprano María del Carmen Gálvez, solistas en el concierto, y voces prominentes en la interpretación junto al Coro del brindis de ‘La Traviata’: todo un aperitivo entusiasta de un final sonoro y emotivo, en el que los himnos de España y Melilla pusieron el colofón con el público puesto en pie y absolutamente entregado al espectáculo.
En el intermedio, medio teatro se lanzó a la amplia acera que se ha construido a modo de acceso noble al Kursaal, para echarse un cigarro mientras se intercambiaban impresiones, coincidentemente favorables entre una gran mayoría que no dejaba de expresar su emocionada aprobación al gran trabajo realizado para dotar a la ciudad de un gran teatro y, al par, recuperar un edificio histórico y emblemático, construido sobre un solar que desde 1912 se viene utilizando como sala de espectáculos.
Entre los invitados, se reunía una amplia representación de la sociedad melillense.