Coalición por Melilla (CpM) anunció en septiembre pasado que había solicitado al Juzgado de lo Contencioso Administrativo número 2 de Melilla medidas cautelares contra "el corralito" de la Delegación del Gobierno en la frontera.
Los cepemistas pedían que se levantara la prohibición de pasar a la ciudad pescado marroquí en régimen de viajeros como se ha hecho aquí durante décadas hasta el cierre de Beni Enzar por la pandemia en marzo de 2020.
El juzgado le denegó esas medidas cautelares, pero la denuncia contra la circular de Sanidad que Sabrina Moh implantó en la frontera de Melilla, y que limita a 10 kilos la cantidad de mercancía que una persona o un vehículo pueden introducir en la ciudad en régimen de viajeros sigue su curso, aunque a estas alturas no sabemos si sirve de algo.
El pescado marroquí entra en Melilla como Pedro por su casa. Sólo hay que pasarse por el Rastro para escuchar a los vendedores ambulantes gritando: "¡Jureles, jureles, jureles!"
Como ha ocurrido siempre, se hace la vista gorda con la competencia desleal a los comerciantes que sí pagan sus impuestos, tasas o aranceles para traer mercancías a la ciudad. Entiendo que se mira para otro lado porque hay gente en Melilla que no tiene otra que comer patatas mañana-tarde y noche y aunque no nos guste, ese pescaíto de los 'cubos' les da un respiro. Hoy estamos aquí y mañana no sabemos dónde vamos a estar. Puede que por eso en esto nos pongamos de perfil. No queremos, pero...
El caso es que no nos permiten meter el pescado que nos apetece comprar en Marruecos por la frontera, pero no nos ponen pegas para que lo compremos en el Rastro. La pregunta es de cajón: ¿por dónde está entrando ese pescado a Melilla? No hay que ir a la universidad para responder: por donde siempre.
Y mientras esto pasa, el presidente de CpM, Mustafa Aberchán, anuncia que va a fletar un avión para ir a protestar por la aduana a Madrid. Para ir a la 'manifa' hay que tener al menos los 280-300 euros que cuesta el billete solo ida por pasajero. O sea, que será una convocatoria para las élites.
En su rueda de prensa Aberchán dijo que tenía el apoyo de la CEME y Pymes Melilla a un escrito sobre la aduana comercial que quiere presentar en el Congreso, un detalle cuanto menos curioso porque los empresarios no estarían mostrando su malestar solo por la aduana sino que, implícitamente, estarían dando su apoyo a un partido político.
Para la Confederación de Empresarios de Melilla sería un paso significativo después de haber cortado hace unos días la comunicación con Sabrina Moh (PSOE) y haberle montado una protesta a Imbroda (PP) en marzo de 2018, cuando eran plataforma y salieron en masa a la calle alertando de que "Melilla se muere".
Para Pymes Melilla apoyar el escrito de CpM atentaría contra la buena sintonía que mantienen con Sabrina Moh, con quien llevan dos reuniones en menos de 15 días.
Después de que la CEME afeara a la delegada que les hubiera dado una "falsa información" sobre la reapertura de la aduana sin aclararles que se trataba de una prueba piloto, Sabrina Moh respondió reuniéndose con Pymes Melilla, con quien volvió a verse este viernes para abordar la implantación de una antena de la Cámara de Comercio de Ceuta en la ciudad. Están en juego 3 millones de euros y Pymes Melilla reclama que ese dineral llegue a todas las empresas de la ciudad y no solo a las que están agrupadas en la patronal melillense.
En definitiva, tras el anuncio de Aberchán de que cuenta con el apoyo de los empresarios, ambas organizaciones (CEME y Pymes) han matizado sus palabras. Desde la patronal, Enrique Alcoba, admite que se ha hablado de la posibilidad de ir a Madrid, si no se abre la aduana en breve, pero aún no hay nada cerrado. La Confederación de Empresarios dará su visto bueno cuando conozca la hoja de ruta, los objetivos concretos del viaje y lo apruebe su Comisión Directiva. O sea, que de momento no hay nada.
Algo similar dice Pymes Melilla, que admite que tuvo una reunión en un bar con Emilio Guerra (no con Aberchán) y que hablaron de intenciones. Su compromiso no está cerrado y quieren saber de qué se trata para después plantear el debate sobre qué hacer: ir o no ir a la protesta en Madrid.
En definitiva que no hay nada cerrado ni con unos ni con otros y si no hay unidad, no vamos a ninguna parte. Estamos a tres meses de las elecciones autonómicas y la aduana ha entrado en campaña.
De momento no está claro que el Ministerio de Sanidad haya publicado la rectificación para que pueda entrar pescado en Melilla si llegara a abrir la aduana. Se habló de un error involuntario que no sabemos si se ha corregido y que a día de hoy solo nos permitiría meter en Melilla productos no animales. Dicho mal y pronto: almendras.
No sabemos qué gestiones se están haciendo para que nuestra aduana tenga el mismo tratamiento que la de Ceuta. Sí sabemos que hay un empresario que está montando en la zona del puerto el PIF (el puesto de inspección fronteriza) que al ritmo que vamos le va a salir por medio millón de euros, si es que Bruselas finalmente le da el visto bueno a su inversión.
No se trata de poner dos neveras y un veterinario, sino de cumplir con toda la normativa europea en temas de aduana.
Esta situación acorrala al PSOE de Melilla, que no puede explicar a su electorado qué es lo que está pasando con la aduana y se limita a pedir a la gente que confíe. Y no sabemos si hablamos de "confianza" o de sentarnos a esperar, como cuando sales de prisión "con fianza".
¿Puede Melilla permitirse esta espera? ¿Nos podemos permitir el parón electoral; la confrontación de la precampaña y los intereses partidistas? Melilla se está muriendo desde 2018 y no damos con la tecla de la resurreción.
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Que más quisieran muchos que entrase pescado por la frontera como se dice aunque fuera de manera irregular...esos pescados y nada más que hay que ver las cajitas de forexpan donde aparecen hasta las etiquetas de trazabilidad y donde se aprecian que vienen de la Península y que están saliendo de comercios o almacenes cercanos de la zona del Rastro y adyacentes.
Estas personas que ejercen la venta se sacan un dinerillo para subsistir, nada más, y ello bien es cierto es por la costumbre de ciertos melillenses de comprar en la calle como antaño.
Si alguien pasa una pequeña cantidad de pescado por la frontera...se lo come en su casa porque esa pequeña compra familiar si es que se da, no da para más.
Vamos a dejarnos de buscar 3 pies al gato y a dejar de fantasear.
Por frontera no entra ese pescado que se puede vender en las aceras, como mucho en barco recreativo y ni eso...porque ese va sin control veterinario alguno a parar a bares y pescaderías donde te lo venden a precio de oro.
Por cierto...nadie ve esos capazos enormes en el puerto Noray con pescado abunsantisimo y muy variado propio de barcas de arrastre que no hay en nuestro puerto y que no entra precisamente de lunes a viernes de 11 a 13:30 h, eviscerado, refrigerado y con papelito del veterinario...