Juan Carlos Heredia empezó su andadura profesional en la prensa escrita y durante veinte años desempeñó tareas periodísticas en Melilla. Desde hace unos años, preside la Unión Nacional de Escritores de España, una organización de ámbito estatal que vamos a conocer un poco más de cerca en esta entrevista.
-¿A qué se dedica la Unión Nacional de Escritores de España?
-La Unión Nacional de Escritores de España nació con la aspiración de defender los derechos de autor y la propiedad intelectual. Son muchas las entidades en España que centran su actividad únicamente en iniciativas promocionales de los escritores, pero es fundamental también que los autores cuenten con un respaldo jurídico para hacer frente a sus problemas. Gracias a esa amplitud de objetivos, la Unión de Escritores se ha consolidado como una de las organizaciones más sólidas del conjunto del país: en la actualidad contamos con representación en veintitrés provincias españolas y catorce delegaciones territoriales, además de con autores miembros en varios países europeos y latinoamericanos. Como hecho diferencial, somos la única entidad profesional de ámbito estatal con sede en Melilla, desde donde se proyecta, en abanico, esta importante red de delegaciones extendidas a la práctica totalidad de las comunidades autónomas.
-¿Cómo un melillense llega a presidirla a nivel nacional?
-Voy a utilizar la misma metáfora que empleó Antonio Gala cuando recibió de mis manos la Medalla de San Isidoro de Sevilla para su Fundación, afirmando que él ya tenía esa distinción, concedida por el antiguo Sindicato Nacional de Escritores Españoles, y la recogía en 2016 para “su hija”. La Unión Nacional de Escritores de España es “mi hija”. Representa un proyecto que nació en 2012 por la necesidad de dar continuidad a una histórica organización, denominada Sindicato Nacional de Escritores de España, de la que formé parte desde 1993. Aquel Sindicato de Escritores, fundado entre otros por José María Gironella, Enrique Tierno Galván o Rafael Alberti, había ido apagándose como consecuencia del propio tiempo, y era necesaria una refundación que no olvidara los orígenes pero que afrontara el futuro con nuevos proyectos. Como ya presidente del Sindicato de Escritores inicié un proceso de consultas a distintos autores del país, y tras una opinión favorable nació en noviembre de 2012 la actual Unión Nacional de Escritores de España, unida, como se puede comprobar, indisolublemente a mi vida desde hace casi treinta años.
-¿Cuáles son las principales actividades que desarrolla esta organización?
-Junto con la concesión de distinciones honoríficas, encabezadas por la Medalla de San Isidoro de Sevilla, la organización de los concursos “María Eloísa García Lorca”, con el nombre de nuestra presidenta de honor, y “María Fonellosa”, de Poesía sobre Discapacidad, centran en la actualidad el trabajo más visible de la UNEE. Cuando muchas organizaciones y asociaciones culturales han desaparecido en los últimos años, la Unión de Escritores ha crecido exponencialmente, gracias, entre otras cosas, a su página web, en la que publican su obra muchos autores, y a estos concursos de carácter internacional. Pero además de la proyección pública la UNEE desarrolla una intensa actividad intramuros, no visible pero sí muy sólida, con el asesoramiento a escritores de distintas zonas del país. Estoy muy orgullo de los resultados obtenidos en 2022, año en el que hemos incrementado nuestras relaciones con las administraciones públicas y con numerosas organizaciones, tanto nacionales como extranjeras. La concesión de la Medalla de San Isidoro de Sevilla a una entidad francesa como la Fundación Antonio Machado, en Colliure, ha sido reflejo de esa proyección internacional de la UNEE.
-¿Por qué se concedió el premio este año a Correos?
-Como todas las concesiones de distinciones honoríficas, la iniciativa para entregar la Medalla de San Isidoro de Sevilla a Correos partió de esta Presidencia, de un servidor. Llevábamos mucho tiempo queriendo reconocer a esta Sociedad Pública, y fue en septiembre de este año cuando comunicamos a la Dirección Nacional de Correos la concesión de un galardón que pretende valorar su importante trabajo en el ámbito de la cultura. En sus más de trescientos años de historia Correos siempre ha estado vinculado a las letras, pero en la última década esa actividad ha sido especialmente intensa, con la emisión de sellos dedicados a autores célebres españoles, concursos de literatura epistolar y hasta un convenio con el Ministerio de Cultura para el fomento de las librerías de proximidad. Era necesario visibilizar un homenaje de los escritores a esa otra labor tal vez menos conocida de Correos, al menos para la gran mayoría de españoles. El acto del pasado 26 de noviembre en la capital malagueña representó la culminación de varios meses de contactos con la Dirección Estatal de Correos, y quiero agradecer la máxima respuesta de la empresa pública, representada por la presencia de su Directora de Relaciones Institucionales y Filatelia, Leire Díez, una persona cercana con quien tuve oportunidad de intercambiar distintas impresiones.
-¿Cómo surgen los vínculos tan especiales que tienen con la Casa de Melilla en Málaga?
-Nuestras relaciones con la Casa de Melilla en Málaga surgieron ya con el antiguo Sindicato Nacional de Escritores Españoles. Desde hace más de dos décadas hemos venido llevando a cabo proyectos culturales conjuntos, pero fue tras el nacimiento de la actual Unión Nacional cuando esas relaciones se acrecentaron. En la Casa de Melilla en Málaga hemos organizado algunos de nuestros actos más importantes, uno de ellos, antes de la pandemia, la multitudinaria entrega de la Medalla de San Isidoro de Sevilla al poeta Manuel Alcántara, y, el más reciente, el de la misma entrega de esta distinción a Correos. La Casa de Melilla en Málaga, que en 2022 ha cumplido cincuenta años, representa un admirable ejemplo de vocación por la cultura. Como agradecimiento a ese trabajo mutuo, en 2018 concedimos a esta entidad el título de Miembro de Honor de la Unión de Escritores, un reconocimiento que ha reforzado esas relaciones de manera extraordinaria.
-¿Cómo calificaría el arte de escribir?
-El escritor tiene que comunicar, llegar al otro lado a través de la palabra. Para escribir hay que tener oficio, pero también mensaje. No es necesario, como se subraya en demasía, que el autor deba transmitir siempre un compromiso social, pero si un autor no sabe expresar ideas carecerá de los mínimos méritos para ser creíble. Me quedo con eso.
-¿Melilla es prolija en escritores?
-La ciudad siempre ha contado con excelentes autores, tanto de nacimiento como de adopción. Estoy releyendo la novela “La hija de Marte”, de Francisco Carcaño, donde se dibuja perfectamente la sociedad plural de una Melilla, la de principios del siglo XX, que ha contado también con grandes autores para visibilizarla. Entre los autores vivos más importantes se encuentran el melillense Fernando Arrabal, miembro de honor de la Unión Nacional de Escritores de España, injustamente aún no reconocido con el Premio Nobel pese a ser uno de los escritores más relevantes del siglo XX.
-Sus inicios fueron en prensa. ¿Cómo ve la situación los periódicos actualmente y la irrupción del mundo digital?
Trabajé durante veinte años en el mundo de la prensa, y a diferencia de autores como Pérez Reverte nunca abominaré de mis inicios, de la etapa profesional más intensa de mi vida. Ser director de un medio de comunicación durante siete años y medio te hace ver mejor que nadie las dificultades de la profesión, que no difieren mucho ahora de las que yo encontré hace casi tres décadas ya. Encuentro en el momento presente demasiados autónomos y poco respaldo a una profesión que se mantiene casi únicamente por la vocación romántica de quienes la ejercen, aunque la irrupción del mundo digital debe afrontarse como un reto, nunca como un impedimento para la supervivencia. Mantengo contactos con compañeros de distintas zonas del país, y la situación profesional, creo, no es peor en Melilla que en el conjunto de España.