Sí Josh Prada –José Luis de la Rosa Prada– comenzó a cantar en la ducha, luego amplió sus superficies musicales para hacerlo en su cuarto y ahí comenzó el cantante. Ahora contamos más. Josh Prada ha quedado quinto en Operación Triunfo (OT) y comienza a vislumbrar el inicio de su carrera musical y lo hace desde la sencillez y desde la simpatía. Este melillense de 26 años de edad sabe que lo suyo es el arte. Él quería ser paleontólogo desde muy pequeño pero, finalmente, se decantó por la Filología, aunque llegó a pensar en las Letras. Le encanta la poesía inglesa de las décadas del 70 y 80. Bueno, estudió Filología pero para buscarse unas perrillas, se coló en el Underground –el Metro, vaya– de Londres y recuperó su pasión por la música.
Sus padres, José Luis y Blanca, no sabían que Josh cantaba y tocaba la guitarra en el metro londinense. En el Reino Unido aprendió un inglés admirable y siguió cantando hasta llegar a Operación Triunfo, de Telecinco, y ahí pegó el pelotazo. OT duró poco para Josh y para sus amigos porque tuvo que cerrar por liquidación de existencias. La audiencia no funcionó como estaba previsto pero lo que sí que va a funcionar es el programa de conciertos posteriores cerrados con la cadena y Josh nos anticipa algo de lo poco que puede decir: “Estaremos en Melilla algo más que los seis finalistas”. Es un tipo con empatía este joven. Primero porque se ríe de sí mismo y tiene “media cabeza bien armada y la otra media... pues no tanto”, dice el pájaro.
Las chavalas le persiguen por todos sitios pero él se ríe. ¿Eso es un reto erótico?. “No, no, es un reto afectivo que hay que agradecer y corresponder porque que se acuerden de tí a diario, que te hablen por el twiter, por facebook, es una suerte. Yo procuro corresponder a todos los mensajes porque ésto es como vivir el mejor sueño despierto”. Está un par de días más en Melilla pero pronto vuela, primero a Granada y luego a Madrid. Tocan ensayos para la serie de conciertos que van a ofrecer por toda España pero no tardará mucho en dar el cante –en el mejor sentido de la expresión– en su Melilla natal, el pueblo del que presume allá por donde va y siempre con una sonrisa absolutamente cargada de sinceridad.
Filólogo, filósofo, filantrópico y fuerte, porque hay que ser muy fuerte para coger las maletas, ir a cantar en el metro de Londres, aprender el mejor inglés, tocar a la puerta de Telecinco, triunfar y, encima, echarle una sonrisa al respetable como diciendo “sí, hombre, estoy preparado para buscarme la vida”. Y, encima de todo, el pollo tiene un aspecto, una pose, que las vuelve locas. Se merece lo mejor y, con el carácter que tiene, lo va a conseguir, seguro.