Carmen es un pequeño y céntrico barrio de Melilla justo debajo del Monte María Cristina y que es muy transitado por todos aquellos que suben al cementerio o a la carretera de Horcas.
El Faro ha hablado con sus vecinos para saber cómo es vivir allí. Uno de los problemas principales que critican es la velocidad con la que pasan los vehículos por la calle Padre Lerchundi y por Castelar.
Imanol, que vive en una calle pequeña, explica que los vehículos pasan con exceso de velocidad, pisando incluso la acera estrecha que hay.
“Hay conductores que se flipan y conducen a toda pastilla y hacen mucho ruido con la música muy alta”, señala Rosa, una vecina.
Otro vecino explica que han pedido en varias ocasiones que la Ciudad coloque un badén y siguen sin respuesta.
Además, el tránsito de camiones que van al vertedero o a la incineradora es continuo. Un conductor de camión ha dicho que puede llegar a pasar entre 20 0 30 veces por día él solo.
El estado de las calles es otro problema. Vecinos y vecinas critican que los contenedores están sucios, que hay cucarachas, que hay comida y excrementos de gato por la zona, que parte del acerado que está roto o, por ejemplo, que el sistema de regadío de los jardines que están en la parte alta se rompen continuamente, empapando toda la calle.
“Una cosa que no me gusta nada de mi barrio es que tanto el acerado como el asfaltado están destrozados. Hay muchas aceras a las que les faltan baldosas con el peligro que supone y la carretera tiene baches. Los pasos de cebra están tan desgastados que prácticamente han desaparecido y apenas hay zonas rebajadas en ellos para carritos o sillas de ruedas”, dice Rosa.
No solo critica eso. También añade que “en los agujeros sin arreglar de acera y asfalto, como hay arena, los gatos callejeros los usan de arenero y todo el barrio echa una peste inmensa... Y mira que me gustan los gatos, pero hay muchos pobrecitos abandonados y sin esterilizar que van creando colonias que la Ciudad no atienden”.
Rosa insiste en el problema de la limpieza. “Las cucarachas tampoco faltan, mira que los gatos las cazan, pero aún así creo que deberían fumigar más, porque entran por el balcón o ventana. Y lo de las cacas de los gatos ahora con el calor... Insoportable”.
Para las motos, la falta de limpieza puede ser un problema grave. “Y Padre Lerchundi suele tener manchas de aceite y desperdicios en la carretera por los camiones que suben a la incineradora. En moto tienes que ir esquivando las manchas para no perder tracción y evitar una caída”, critica Javier.
Por otro lado, vecinos explican que cuando hay obras en un edificio y colocan las típicas vallas amarillas, eso hace que los peatones tengan que bajar a la calzada para seguir su camino ya que no queda espacio, más si se va con carricoche. “Sigue habiendo edificios abandonados, aunque han tirado un par últimamente. Ahora hay solares que con el tiempo se llenarán de basura”, señala Javier.
“Cada vez que hay una obra en el barrio no se habilita un camino alternativo para los peatones. Tienen que tirarse a la carretera” insiste Javier.
Este vecino añade que hay un paso de peatones peligroso porque junto a él hay una terraza que limita la visibilidad.
Sobre el estado de la zona, Imanol recalca que el sistema de regadío de los jardines que hay en la parte superior del barrio al lado del cementerio, que los empapan tanto que al final baja toda el agua calle abajo “y creo que es un gasto excesivo de agua”.
Este joven apunta también en que “hay veces que quitan de noche el alumbrado ciertos individuos que necesitan la oscuridad para liarla, ya sea robos o solo por hacer la gracia”.
Contenedores
Cristina, una vecina del barrio, explica que hay un señor que abre las bolsas de basura y esparce los restos por los alrededores, por lo que los contenedores suelen estar sucios.
Esta es una queja que repiten más vecinos. “Los alrededores de los contenedores están hechos una pocilga siempre. Los vecinos son unos guarros. Tiran de todo al contenedor. Pero también es verdad que el servicio de recogida de enseres de Medio Ambiente tarda, como poco, 20 días en recoger tus cosas. Y con límite”, dice Javi.
Rosa reafirma esta opinión. “Los contenedores están muy sucios, da asco tirar de la puerta porque están pegajosos, igual que el suelo alrededor, que muchas veces está lleno de bolsas de basura porque se llenan rápido, creo que haría falta algún contenedor más”.
Zona azul
Inmaculada es una melillense que suele ir a Carmen para visitar a un familiar y cree que el barrio está “bastante abandonado”.
“La gente ya tendemos a irnos donde están los supermercados y el centro pues está abandonando porque como ahí en el centro comercial hay Zara, pues que tampoco se viene mucho, la verdad”, dice Inmaculada.
Esta mujer también señala que cada vez hay menos sitios para aparcar y a raíz de la peatonalización del centro, muchos conductores empezaron a aparcar en este barrio. Dada la dificultad que tiene para aparcar, empezó a venir a venir andando.
El lugar también es conocido por albergar comercios tan históricos como Rubio Isaque. Alberti, responsable de los almacenes, explica que desde pequeño recuerda a la tienda en el barrio y después del local pequeño, adquirieron el edificio donde tienen los grandes almacenes. “No se veía en Melilla unos almacenes tan grandes”.
Sobre la falta de aparcamiento, lo que Alberti propone es que se ponga zona azul para que los vehículos no se queden estacionados todo el día. “A ver si se activa un poquito la ciudad, que la gente se eche a la calle un poquito y disfrutemos de esta ciudad tan bonita que siempre hemos tenido”.
Melilla se ha vuelto a convertir en una ciudad sin orden nicturno y que todo aquel que lo desea puede acampar a sus anchas. Eso es lo que ocurre de madrugada no solo en el Carmen, sino en calle Gral Polavieja, General Astilleros etc. Donde las carreras de coches se alternan con la parada en los comercios de 24h para repostar sustancias y alcohol, cuya venta esta prohibida en esta franja horaria, y todo ello amenizado con escándalos,voces subidas de tono y radios a toda potencia. Pero para que seguir hablando, si los medios policiales hacen caso omiso, e incluso cuando pasa una patrulla, lo hace placenteramente sin ni siquiera prestar atención a lo que sucede. Esperemos no tengamos que lamentar ninguna desgracia para en base a ello hacer lo que tendrían que haber hecho en su momento. Prestar más vigilancia y poner orden .
Respecto a contenedores a rebosar sería conveniente controlar, a modo de ejemplo, las actividades de autoservicios y pescadería de barrios como industrial y otros que vierten residuos orgánicos y cortinajes, paletas de plástico en cualquier contenedor atascandolos ya a primerísima hora del día a la vista de todos y sin pudor alguno. Luego todo esparcido y con las temperaturas tan bajas que tenemos propias de Groenlandia...pero los primeros los tenderos de nuevo cuño que han montado negocios como champiñones de un día para otro a modo de "nuevos ricos o vete a saber que ".