Los campamentos de verano se han convertido en los últimos años en una de las mejores iniciativas que se han podido tomar para ofrecer ocio en las vacaciones de verano a todos los niños, fundamentalmente aquellos cuyos padres trabajan en estas fechas. Empezaron tímidamente hace 30 años con las Colonias Urbanas de Cáritas y destinados a pequeños en riesgo de exclusión, continuaron en 2010 con el Centro D2 (campamentos de inglés) y desde entonces han sido muchas las federaciones deportivas y asociaciones de distinta índole que se han dedicado a organizar estas actividades que los niños esperan como agua de mayo llegando el estío.
Y es muy interesante que la Ciudad Autónoma esté detrás de estas iniciativas subvencionando su desarrollo. De hecho, disponer de suficientes plazas en los campamentos posibilita una mejor conciliación familiar.
Pongamos como ejemplo los campamentos de TEAMA, destinados a chicos con necesidades especiales que precisan de un cuidado extremo durante toda la jornada. De hecho, la asociación dispone de hasta 40 monitores y 10 voluntarios, porque prácticamente cada usuario requiere a su lado a una persona que lo guíe; alguno incluso necesita más de un cuidador cerca por su corpulencia o grado de discapacidad. Aparte de suponer un espacio terapéutico para los participantes, también es un programa de respiro familiar, tal y como reconocía la presidenta de la asociación, Susana Morillo.
La oferta de campamentos se amplía cada año. En 2022 ha llegado a veinte modalidades distintas: desde deportes como el fútbol, el vóley y el baloncesto hasta talleres y ocio pasando por inglés o aprender a nadar, las propuestas son de lo más variopintas. Los padres disponen de un plantel importante de ideas para que sus hijos disfruten del verano haciendo lo que más les gusta y eso es muy importante tanto para el solaz de los niños como para la tranquilidad de las familias, que pueden dejarlos en lugares donde van a pasarlo bien realizando todo tipo de actividades.
La prueba de que los campamentos tienen una gran aceptación entre las familias melillenses es que las ofertas de plazas se agotan prácticamente en el momento de sacarlas. Los padres están esperando que se hagan públicos los anuncios para reservar cupo y por eso no es de extrañar que cada vez haya más entidades que se incorporen al mundo del campamento de verano como alternativa de ocio para los niños.